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lunes, 16 de enero de 2012

Día 17: La puntualidad, una forma de hacer la diferencia.

En la extraordinaria novela “Las Memorias de Adriano”, la francesa Marguerite Yourcenar escribió: “Decir que mis días están contados no tiene sentido; así fue siempre; así es para todos”.  Aunque en principio parezca un poco fatalista el párrafo, va más allá, y dentro de esas palabras invita a disfrutar de cada instante porque cada segundo que pasa se nos va agotando el tiempo que tenemos para estar en este maravilloso mundo. Hoy tuve un inicio de semana un tanto corrido, hubo momentos en los que me ganó el estrés, pero dentro de todo eso me acordé de estas palabras. Traigo a colación todo esto porque dentro del emprendimiento del viaje a la plenitud, es indispensable tomar en cuenta que el tiempo es el recurso más valioso que tenemos. Y dentro de la planificación debería tenerse la puntualidad como un propósito y un deber.    Este fin de semana aconteció la toma de posesión del nuevo gobierno central en Guatemala. Las actividades se iniciaron con 2 horas de retraso y parecía que a nadie le importaba esa situación. Sin embargo, muchos se preguntan en otras ocasiones por qué somos un país en vías de desarrollo. La respuesta es muy compleja, pero dentro de los elementos que hay que incluir está la impuntualidad, porque cuando se inicia una actividad con tanto tiempo de retraso no solo son 2 horas o 5 minutos, sino esa cantidad multiplicada por el número de personas que están presentes. Por esa razón es que cuando en un evento alguien dice que se iniciará después de la hora establecida “por consideración a los que vienen tarde”, rápidamente solicito que se inicie a la hora pactada “por respeto a los que estamos presentes”. Si por ejemplo cito a una capacitación a las 8 donde he convocado a 10 personas, y comienzo hasta las 8 y 20, en realidad he perdido 220 minutos, poco más de 3 horas en dinero, porque cada minuto de la gente también tiene su valor. Si estamos en el trabajo, ese tiempo tiene un costo. Por todo lo anterior es que la puntualidad debería ser un sello que nos caracterizara. En las sociedades latinoamericanas la impuntualidad es la regla, si comenzamos a hacer que las 10, sean las 10 y no las 10 y 5, seguramente comenzaremos a tener influencia y los demás notarán que tenemos algo diferente. Hagamos la prueba, hagamos que el tiempo cuente en este 2012. Respetemos nuestro horario y el de los demás cuando depende de nosotros. Estoy seguro que al final del año, si te anotás a la puntualidad no solo habrás cumplido tus metas del año, sino que además habrás ganado la admiración de los que te rodean y que no están acostumbrados a ver la puntualidad.  Llegar a la hora en punto al trabajo o a las citas. Estar en tiempo en las clases y hacer lo planificado en las fechas y horas establecidas. Cumplir con lo prometido en los días que se ha dicho te harán un excelente reputación. Por esa razón, el escritor Rudyard Kipling en el memorable poema Sí que dedicó a su hijo afirmó: “si puedes llenar los preciosos minutos con 60 segundos de esfuerzo denodado, tuya es la tierra y todo lo que hay en ella, y lo más importante: serás todo un hombre, hijo mío”. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!!!!

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