Copyright


El contenido de este blog está protegido por los derechos de autor de
acuerdo a la legislación y costumbre internacional aplicable. Podrá utilizarse
el contenido siempre que se cite la fuente.


martes, 28 de febrero de 2012

Día 36: No basta soñar, hay que hacer que las cosas sucedan.

Me he quedado sorprendido con las respuestas de la gente cuando les hago la pregunta sobre qué es lo que esperan hacer con su vida dentro de 10 años. Mucho de ellos me dicen que ni siquiera se habían hecho esa pregunta. Y es que es cierto que debemos vivir el presente a plenitud, pero no obsta que tengamos grandes planes para nosotros mismos y para nuestras familias a mediano y largo plazo. Ha habido personas que me dicen que su objetivo es graduarse de la universidad o comprar una casa. Otros que casarse y tener una linda familia. Incluso hay quienes hasta me han dicho que con viajar a determinado lugar ya se sentirían plenos. Lo cierto del caso es que en la mayoría de las veces hay sueños que acariciamos constantemente y que no pasan de ser eso porque no se llevan a la realidad. Hace un par de meses estuve leyendo la primera parte de “El Prisionero del Cielo” de Carlos Ruiz Zafón y en una reflexión que hace uno de los personajes se dice que al llegar a cierta edad empieza la frustración porque uno se da cuenta de que todos los sueños que se tenían de niño, no eran más que eso, y que la realidad generalmente es más cruda y cruel. En cierto modo disiento de eso, aunque por mucho tiempo lo creí. Yo nunca fui un niño normal. Era el que prefería leer en lugar de ir a jugar. Era el que generalmente pasaba los recreos solo. Era el que todos molestaban y se dejaba. Era el que creía que era menos que los demás. Era el que silenciaba los abusos. Era el que soñaba que algún día podría hablar a muchos y escribir y que una gran cantidad de personas me leyeran y escucharan. Con el correr de los años me desvié de esos pensamientos y me convertí en lo que mi amigo Freddy llamaría “un X”, alguien gris, una persona sin sobresalir. Al llegar a los 23 años me sentía insatisfecho con mucho. Le echaba la culpa a las responsabilidades familiares que tengo y otro montón de justificaciones. Sin embargo en 1998 conocí a Carlos Soto Quezada (QEPD), quien vió en mí algo (eso que yo no podía ver) y seguro encontró en mí una promesa y me enseñó a creer en ella. Yo había abandonado la universidad. Ya tenía 3 años de no ir a clases porque sencillamente creía que la gente de mi nivel social siempre tenía cerradas las puertas. Carlos literalmente me obligó a volver a la universidad, y cuando yo no tenía ganas de ir, él mismo me llevaba y se esperaba a que entrara a las clases para estar seguro de que no me escaparía. El murió en mayo de 1999. El día que lo enterramos tenía examen final de derecho mercantil y fui a examinarme (hecho añicos, pero creyendo en mí, porque él me enseñó a hacerlo). Cerré la carrera en 2000 y por no someterme a la burocracia universitaria no me gradué. Fue hasta 2008 que retomé todo y en 2010 me gradué finalmente. Hoy estoy estudiando la maestría, he hecho varios cambios, tengo muchos sueños que de niño contemplé y que estoy comenzando a construir. Ya tengo casi 38 años, y aunque muchos a mi edad ya han logrado mucho en lo que yo a penas estoy empezando, creo que debo seguir adelante. Porque esos sueños jamás se van a convertir en realidad si no hago algo al respecto. Walt Disney decía que si podés soñar algo, lo podés lograr. Mucha gente dice que hay que poner los pies sobre la tierra y que solo hay que soñar con aquello que es posible. Pero me pregunto, si todo mundo hubiera hecho caso de eso: habría el hombre llegado a la luna? El gran Thomas Alva Edison decía (mientras experimentaba para la invención de la bombilla) no he fracasado, solo he encontrado 10 mil formas en las que no debo hacerlo. Yo desperdicié muchos años de mi juventud. No debo rasgarme las vestiduras ni tirarme en silicio por eso. Ya pasó, es importante aprender pero no quedarme viendo para atrás perennemente. El espejo retrovisor del carro solo sirve para verlo de vez en cuando y cuidar el camino, para conducir siempre hay que ir viendo hacia adelante. Así es la vida, pero no basta soñar, hay que hacer que las cosas sucedan, y sobre eso hablaré en toda esta semana, ya que es el cuarto de los puntos que conducen a la realización. Mientras tanto como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!!

lunes, 27 de febrero de 2012

Día 35: La pasión por lo que hacés.

Me parece apasionante encontrar a una persona que se apasiona por lo que hace, y que lo refleja en la forma en que habla y actúa. Este día he regresado a las clases de la maestría y me encontré con la agradable sorpresa de que la doctora que está impartiendo este primer módulo del año es justamente una mujer que se apasiona por el derecho. Pasamos casi 4 horas embelesados con su discurso y su manera de hablar del tema polémico que estábamos tratando. Sin embargo, estoy seguro de que esa pasión no es algo que surgió de la nada o que simplemente apareció por un mero azar. Estoy seguro de que han pasado varios años (y ella dijo que lleva 35 años de ejercicio profesional) para desarrollar eso. El carisma seguramente lo traía de antes, pero el conjugar su ese don con su profesión hacen que simplemente sea espectacular escucharla. En la vida generalmente nos encontramos con situaciones en las que nuestra pasión (entendida como el gusto por hacer algo) se pone a prueba. Puede ser en el trabajo, en el estudio, en las relaciones sociales, en los hobbies, en las finanzas personales, en la comida, en el deporte, etc. Yo recuerdo que un amigo muy querido siempre hacía la analogía con los enamorados y decía algo así: cuando alguien está loco por otra persona hace cosas que generalmente no haría con el fin de conquistarla, y no porque vaya a recibir un beneficio a cambio, sino por el simple gusto que provoca el amor. Lo mismo sucede con el apasionado, si trabaja en algo que le encanta, seguramente encontrará fabuloso el tener más y más responsabilidades. Pero si lejos de agradarle la carga de trabajo lo considera una pesada carga, seguramente lo que hace no le apasiona y por lo tanto debería de replantearse el cambiar de actividad. Hace varios años discutíamos con mi amigo Luis sobre su gusto por las ventas y mi gusto por lo intelectual. Yo le decía a él que por el bien de sus hijos debía estudiar y titularse, y él me decía que un cartón no iba a ganar el dinero que ganaba ni a darles a sus vástagos lo que podía darles. Afortunadamente no me hizo caso, porque estoy seguro de que hubiera fracasado. De hecho en el colegio, yo le hacía las tareas y, debo confesar, que más de alguna vez le hice los exámenes porque simplemente no se le da a él eso de estudiar, en cambio si se le pone algún producto para que lo venda, a poco tiempo ya tiene posibles compradores, y cuando habla con los clientes se le nota un gusto por lo que hace, que sin duda está en el lugar que debe estar. La verdad, es que si queremos ser un poco más felices debemos evaluar si lo que hoy en día hacemos nos apasiona. Si no es así, hay que comenzar a buscar un camino alternativo. No podemos seguir todo el tiempo haciendo cosas que no nos gustan. Cuando hacemos lo que no nos gusta somos menos productivos y menos creativos, y nuestros resultados generalmente son mediocres. Pero cuando estamos haciendo algo que de verdad nos apasiona, no solo sale espontáneamente el plus que le ponemos, sino que además disfrutamos. No se trata solo de subsistir. Se trata de que si tenemos varios años por delante, lo mejor es tratar de pasarla bien. Y como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!

viernes, 24 de febrero de 2012

Día 34: Vos valés mucho, que no se te olvide.

Esta tarde, mientras hacía cola para abordar el transporte colectivo, escuché a dos jovencitos que platicaban y al analizar lo que uno de ellos dijo, me prometí  que lo comentaría en el blog. Eran una señorita de unos diez y nueve años y un muchacho de unos veintiuno. El comenzó a contarle a ella que hacía poco había tenido que asistir en lugar de su jefe a una reunión de la Asociación de Gerentes de Recursos Humanos, y que se había sentido fuera de lugar porque en primer lugar no iba trajeado y, además, “solo había grandes licenciados y ese tipo de gente y pues no tenía nada de qué hablar con ellos…”. Esa manera de pensar del jovencito me hizo recordar que una de las razones por la cuáles no alcanzamos la plenitud ni la felicidad es porque nos sentimos menos frente a otros, o bien porque nos sentimos mucho. No en balde los budistas afirman que siempre hay que encontrar el justo medio. En el caso de ese muchacho que escuché, me hizo pensar en que durante mucho tiempo yo tuve esa manera de pensar. Creía que los títulos o el dinero hacían a la gente más especial o mejor que yo. Era evidente que mi autoestima no se encontraba en su mejor nivel. Además, cuando esa gente me hablaba siempre los trataba de “usted” aunque ellos me trataran de “vos”.  También, me cortaba. Creía que no tenía una vida tan interesante y sofisticada como la de ellos y que en consecuencia no sería nada atractivo lo que yo dijera. Yo mismo construí un muro alrededor de mí, y aunque quería relacionarme me estaba alejando por sentirme menos (lo mismo pasa con quienes se sienten superiores. La forma de actuar es distinta pero las consecuencias son iguales). Con el correr de los años me gradué de la universidad y ya era parte de esa élite que, en un país como el nuestro, tiene la gran ventaja de concluir sus estudios superiores. Sin embargo, no había cambiado nada en mí. Ahora que estoy por comenzar el último año de la maestría, sigo siendo el mismo, no ha variado nada en mí. Sé más,quizá, pero porque me apasiona aprender, pero fuera de eso, soy una persona. Algunas veces cuando voy al banco que queda cerca de la oficina o hay gente que me conoce muy superficialmente no me llaman por mi nombre sino me dicen “licenciado”. Pero sigo siendo la misma persona que antes pensaba que era menos y que ahora ya no cree eso. Lo importante aquí es que comprendás que toda la gente, sea que tenga muchos títulos o tenga mucho dinero, siempre es gente, y seguramente lo que más les va a atraer de vos, no es lo que tengás o aparentés, sino más bien tu esencia. Ese muchacho que escuché en la tarde, quizá habría sido muy interesante para los otros asistentes de la reunión, si se hubiera atrevido a hablar de él, en verdad. Pero por sentirse menos, perdió la oportunidad de conocer gente. Vivió un momento infeliz en lugar de uno dichoso, solo por sentirse menos. En el libro “El hombre que calculaba” hay una cita del poeta Omar Kayyan, que dice que todos los humanos somos la biblioteca de Dios. A mí que me gusta leer, me encanta pensar que soy un libro en un anaquel, esperando que alguien me lea. Un libro es útil solo si es leído. Yo considero que seré útil si comparto con otros, si logro que me lean. Lo importante, es que reconozcás que no sos menos ni mas. Sos un libro que enriquece la biblioteca, y aunque seas un jovencito en una reunión de ejecutivos, quizá tu juventud y la forma en que ves la vida sea muy interesante para otros que quizá ya olvidaron cómo se siente ser nuevo. Hacé la prueba, la siguiente vez que conozcás a alguien, te vas a sorprender de lo fascinante que podés llegar a ser, si tan solo sos vos mismo. Y como dice mi amigo Freddy: auuu!!!!

miércoles, 22 de febrero de 2012

Día 33: Las grandes construcciones también van ladrillo a ladrillo.

En el libro The Tipping Point (comercializado en español como La Clave del Éxito), el inglés Malcolm Gladwell cita al empresario estadounidense Tom Gau, quien afirma “no lo lograrás si no lo intentas”. Es una sentencia simple y obvia, y por lo mismo muy profunda. Siguiendo con el tema de que las distancias se recorren paso a paso, esta frase me pareció espectacular!!! Conozco a mucha gente, dentro de las que lamentablemente me he tenido que incluir algunas veces, que dicen: “si le hubiera hablado, quizá hasta viviéramos juntos” o “si hubiera ahorrado durante todo el tiempo que tuve ese trabajo no me las vería tan a palitos como ahorita”, y miles de “síes”. Ayer comentaba que lo bueno o lo malo en nuestras vidas no surge de la noche de a la mañana (salvo algunas excepciones, pero ojo, son eso excepciones), si queremos tener muchos amigos, tenemos que portarnos como amigos primeramente y cultivar las relaciones. No podemos esperar que la gente venga a nosotros solo porque somos un imán. La gente tiene tantos amigos en la medida en que es amigable. En el caso de las relaciones sentimentales, es mentira que en la primera semana están enamorados, no qué va!!!, en todo caso hay pasión y se gustan pero el enamoramiento es fruto de convivir, de conocerse, de tolerarse, de aceptarse y eso se construye con el tiempo. La fortuna y el buen nombre se hace con el tiempo. Recuerdo que un hombre muy rico comentaba en un programa televisivo que casi toda la gente lo envidiaba por lo que tenía pero que nadie se había molestado en preguntarle sobre todo el trabajo tesonero que tuvo que hacer para llegar a esa posición y afirmaba que todos querían el premio sin ganárselo. Yo creo algo, las cosas que se construyen en orden, paso a paso, siguiendo un plano, son  más duraderas. Cuando vienen los vientos de los problemas se sostienen. Por qué algunas relaciones, fortunas o personas se quiebran a la primera? Sencillo, porque no construyeron paso a paso, todo sucedió tan rápido que no les dio tiempo de echar raíces. Un profesional que compra el título es profesional (de cartón) pero con el tiempo su ineficacia le costará caro, ya sea porque tendrá que subcontratar a otro que le haga el trabajo o porque su desconocimiento se lo cobren otros. Ahora bien, cómo llegar a ser hombres y mujeres felices? Cómo llegar a ser personas exitosas y plenas? Construyendo o caminando paso a paso. Si queremos bajar de peso, ya dijimos que hay que poner la meta de cuántas libras exactamente y en qué tiempo, y luego seguir con constancia hasta lograr el objetivo. Si tomamos el atajo, generalmente tarde o temprano tendremos consecuencias no siempre agradables. En definitiva, una vida que se toma el tiempo de vivir y de construir, es el ejemplo de la plenitud. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!!!

martes, 21 de febrero de 2012

Día 32: Las grandes distancias se recorren paso a paso.

Hoy me he puesto a ordenar mi oficina. El caos que tenía con tantos papeles ya está desapareciendo aunque todavía queda mucho por archivar y ordenar. El resultado de dos meses en los que no puse cuidado a ese detalle está cobrando su factura ahorita. Eso me hizo reflexionar sobre el tercer punto de mi teoría sobre el camino a la plenitud: “Las grandes distancias se recorren paso a paso”. Eso es aplicable tanto en lo positivo como en lo negativo. En el caso de mi desorden no fue la mejor aplicación, ya que cada uno de los papeles que se fueron apilando llegaron lentamente. Sin embargo, se aplica también para las grandes hazañas de la vida de cada persona. Muchos jóvenes hoy en día se encuentran con el dilema de querer alcanzar sueños, querer llegar a tener un nombre y una posición, pero todo lo quieren instantáneamente. Estamos en una época en que todo se hace al minuto, y si no, no sirve. O al menos eso nos han hecho creer. Recuerdo que cuando trabajaba como capacitador para los centros de atención al cliente de una empresa de telecomunicaciones al iniciar mi gestión el nivel de calidad estaba por los suelos, y los auditores de calidad estaban exigiendo que los cambios se dieran inmediatamente. Una persona que había estado antes que yo quiso seguir ese juego y solo perdió el tiempo, los indicadores de gestión lejos de ir subiendo su estándar iban en picada. Al llegar, presenté un plan con actividades para lograr estabilizar la calidad en 2 meses y luego comenzar un ascenso gradual. Al principio todos dijeron que era una locura y que una gestión así no podía esperar tanto tiempo. Afortunadamente, quien era mi jefe en ese momento estaba muy bien posicionado en la compañía y confiaba en  mí, así que él me echó una mano para que se aceptara el plan y se echara a andar. Un año después, los indicadores habían subido y se mantenía la tendencia de mejora continua. Lo mejor de todo fue que la rotación de personal bajó y, con el involucramiento de los colaboradores, se simplificaron los procesos, lo que permitió bajar los tiempos de operación, mejorar los tiempos de resolución y de espera, y en consecuencia aumentar el índice de satisfacción del cliente. Llegar a ese punto que incluso muchos años después de aquella implementación continuó, fue el fruto del seguimiento de un plan que contemplaba un paso tras otro. Yo siempre he pensado que, salvo algunas excepciones, lo que aparece instantáneamente, instantáneamente desaparece. Al día de hoy, las prácticas implementadas hace 8 años se mantienen y han dado pie a mejoras. La gran distancia que separaba la insatisfacción de los clientes con la satisfacción, se recorrió paso a paso. En esta semana estaré escribiendo un poco más sobre el tema, creo que es importante dar ejemplos. Por lo pronto hay que tener en claro que si queremos cumplir los propósitos de año nuevo de bajar de peso o de alcanzar la carrera, no podemos pretender que sea de una semana a otra, hay que ir siguiendo el camino. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!!

miércoles, 15 de febrero de 2012

Día 31: A propósito del día del cariño.

Estos últimos días me había desaparecido de por acá no casualmente, sino porque las otras actividades me han absorbido mucho tiempo. Pero no podía dejar pasar un día más sin dejar una nueva entrada. El día de ayer se celebró en la gran  mayoría de lugares el día de los enamorados, día de la amistad, día del cariño, San Valentín, etc. Ayer ví en la calle muchas escenas interesantes: novios sentados en las bancas de los parques besándose, mucha gente con flores y peluches. Muchísimos vendedores de rosas. Y entre tanto bullicio me pregunté si el concepto de amor mueve tanto en tanta gente de diferentes estratos y edades, por qué existe tanta gente solitaria y tanto odio. Y viene a mi mente una pregunta fundamental: ¿qué es el amor? Hace varios meses que me viene dando vueltas en la cabeza ese cuestionamiento, y durante un fin de semana completo me dediqué a preguntar a amigos y conocidos qué creían que era el amor. Me sorprendió la cantidad de respuestas que recibí, pero lo que más me dejó atónito fue que todos coincidían en que era algo bueno y hermoso, pero nadie pudo, con exactitud, decirme qué es el amor. Todos se limitaron a decirme qué sentían, cómo lo expresaban, quién se los inspiraba, pero nadie acertó a darme una definición. Siendo así, cómo es posible que todos hagamos locuras si no sabemos exactamente qué es el amor. Una persona fue muy astuta cuando le hice la pregunta ya que una vez que me respondió (con ejemplos y no con definición) me replicó que quería saber qué era para mí el amor. Entonces le dije lo que creo: Dios es amor. Y de ahí se desprende mi filosofía de vida y mi esperanza. Hace poco más de 20 años descubrí 2 pasajes fundamentales del Nuevo Testamento: 1 corintios 13, donde Pablo habla sobre el amor y 1 Juan 4:8 donde está la base de la esencia de Dios como todo amor. Ya más adelante cuando desarrolle el tema del quinto paso del camino a la realización personal (Una fe que sustente) ahondaré más en el tema. No obstante, y aunque suene muy trillado, creo que es bueno celebrar el día del amor, pero deberíamos ponernos como objetivo que todos los días demostráramos amor. Por qué digo esto? Si el destino al que queremos llegar es la realización personal por medio de la felicidad, es evidente que no hay mejor forma de ser feliz que dando amor y recibiéndolo a cambio. Hacé la prueba: ponete como meta sonreírle al menos a 1 desconocido cada día y te vas a sorprender cómo las caras duras te devuelven el gesto. Qué mejor muestra de amor que cambiarle la perspectiva del día a otro ser humano. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!!!

viernes, 10 de febrero de 2012

Día 30: Un poco más sobre la valentía.

Saber afrontar la verdad de la propia vida es sin duda una señal  de valentía. Estoy claro también que se necesita cierta valentía para no ceder frente a las circunstancias adversas, por muy “ligth” o extremas que parezcan. Hago esta mención porque en varias ocasiones he visto gente que siente que el mundo se le viene encima por asuntos que en mi propia vida no son tan críticos. Sin embargo, somos muy dados  a medir a las personas con nuestro propio metro cuando cada quien tiene su medida. Recuerdo que hace muchos años, cuando comenzaba la secundaria en el Colegio Don Bosco, un estupendo cura de apellido Macal nos dijo que cada ser humano es único, original, irrepetible, irreemplazable y distinto. Estoy convencido de que tenía razón y de que justamente por esa diferencia es que la forma de ver los problemas es tan única para cada quien. En el libro de Steve Price “Mientras unos se quiebran otros rebotan”, el autor hace un comentario que a mi parecer no es muy acertado, aunque tiene su dejo de razón.  Mientras cuenta una inspiradora historia de un cuadripléjico que ha salido adelante, dice (parafraseando) que es de admirar y que en comparación con las amarguras de los actores mimados de Holliywood eso si es sufrimiento de verdad y carácter para enfrentarlo. Naturalmente no se puede hacer una comparación de las oportunidades que los famosos del celuloide tienen en relación a alguien que tiene un problema serio y que además no es de tantos recursos. Sería absurdo tan solo pensar en comparar. Sin embargo, y con esto no estoy justificando el actuar de los actores, existe evidentemente un vacío que por diversas circunstancias pasan esos famosos. Si bien es cierto desde nuestra realidad pueden parecer banalidades, en la realidad de ellos quizá sí sientan esa sensación profunda de tristeza. No hay que dar por sentado que porque alguien es bello, rico y famoso, es feliz o tiene todo a favor para serlo. Al final de cuentas lo importante es saber que la valentía la podemos mostrar en los momentos más difíciles y en los más sencillos. Si hoy te doblas el tobillo y no te expones y sigues caminando, eso es valentía. Si sos una madre soltera que todos los días sale a ganar el pan de sus hijos, eso es valentía. Si sos el muchacho tímido que todos molestan en el colegio y aún así te esforzás por salir adelante, eso es valentía. No es necesario tener un traje de mallas azul y rojo con una S en el pecho para que te considerés un héroe. Con hacer tu parte para que este mundo sea mejor, ya lo sos. Y como dice mi amigo Freddy: aauuuuu!!!!

miércoles, 8 de febrero de 2012

Día 29: El éxito en la vida: un reto diario

En la vida hay momentos e historias que lo conmueven e inspiran a uno. En mi caso hay muchos momentos y personas que lo han hecho. Sin embargo, recientemente leí  un párrafo de Bessi  A. Stanley de 1911, citado por Steve Price: “¿Qué es el éxito?: Reír lo más seguido posible, ganar el respeto de personas inteligentes y el afecto de los niños; ganar el aprecio de críticos honestos y soportar la traición de falsos amigos; apreciar la belleza, encontrar lo mejor en otros; dejar el mundo un poco mejor, que sea con un hijo saludable, un pequeño jardín, o una condición social redimida; saber que por lo menos una vida ha respirado más fácil con la ayuda tuya. Eso es haber tenido éxito”. Sin duda alguna, la verdad contenida en ese párrafo no ha variado en más de cien años y a pesar de la tecnología y las comunicaciones. Esa declaración me conmovió y me inspiró. Hay mucha gente alrededor nuestro,  y quizá muchos morirán antes y otros después que nosotros, porque como dice en broma el pastor Jorge H. López, hay que ver bien la cara de los que nos rodean porque una verdad innegable es que algún día ellos, como nosotros, estarán muertos. La pregunta, para vivir plenamente no debería ser nada a cerca de la muerte sino de la vida presente y de qué estamos haciendo con ella. No sabremos qué comentarios habrá en nuestro sepelio. Seguramente dirán lo que todos dicen: “qué bueno era!” o “qué lástima que murió” o “pobre, y tan bien que se veía”, o cosas por el estilo. Pero en la actualidad, habrá personas que digan de vos que sos una buena persona o que quieran ser como vos? En varios de sus libros John Maxwell habla de la influencia, como una capacidad de impactar la vida de las personas, como una cualidad del líder y acota: “el liderazgo no depende de una posición sino de la persona con influencia”. Antes de acostarte hoy o cualquier otro día, te has hecho la pregunta de si lograste tocar otra vida. O si creaste un momento que aunque se pierda en tu memoria viva para siempre en la de alguien más. En este día pudiste sorprenderte con las cosas cotidianas? ¿hablaste con tus amigos o si no los tenés, te comportaste como un amigo para que otros te vean así? Es tan importante hacerse este tipo de preguntas y si la respuesta es siempre un no, es una señal de que no estamos teniendo éxito en la vida. Muchos miden el éxito en función de sus títulos, su fortuna o sus bienes materiales, sin embargo, no es posible que nos resignemos a que solo eso es una medida en sí misma. Los títulos son pasajeros y debe existir una constante actualización si se quiere sobresalir. La fortuna puede ser robada por rufianes. Los bienes materiales pueden ser confiscados o perdidos. Las relaciones estrechas son permanentes. Los momentos agradables con los tuyos o el simple arte de disfrutar tu tiempo con vos mismo nadie te los puede quitar. Recuerdo que de adolescente yo soñaba con subir a un avión alguna vez. Los medios económicos no me permitían pensar en que lo podría lograr. Sin embargo, a los 24 años logré una beca para asistir a un evento y mi primer viaje fue a Europa en  un 747. Tengo muchas fotos de ese viaje, he tenido la oportunidad de viajar a varios lugares desde entonces, pero la emoción que sentí cuando subí por primera vez a una nave aérea, los nervios al sentir la turbulencia a mitad del atlántico, el cansancio sentido por el cambio brusco de horario, son recuerdos que me pertenecen. La chaqueta de cuero que lleve en ese viaje se perdió hace mucho. Pero el recordar que me sirvió para iniciar una amistad con un brasileño con el que ocasionalmente nos escribimos es sencillamente espectacular. Ahora la pregunta es: ¿ya comenzaste a triunfar en la vida? Si todavía no has hecho nada para tener éxito según lo escrito por Stanley, aún es tiempo de corregir el camino. Eso es lo maravilloso de esta vida (lo he escrito muchas veces), nunca es tarde para recomenzar. Y como dice mi amigo Freddy: aauuuu!!!!

lunes, 6 de febrero de 2012

Día 28: Ganar o al menos ser valiente en el intento (Parte II)

Ser valiente también significa dejar volar a quienes tenemos retenidos. Muchas veces por el exceso de cariño o por codependencia no permitimos que nuestros seres más queridos tomen su rumbo. Parte de la vida y del amor es justamente dar libertad. Los padres, a su debido tiempo, deberán dejar que sus hijos tomen su propio camino. Ahora bien, muchos se preguntan a veces qué pasará con sus vástagos si ellos no los apoyan. La respuesta es contundente: si como padre o madre le diste una buena formación no tiene por qué perderse ni por qué fracasar en la vida. No podemos evitar que los nuestros tengan sus problemas, ni siquiera podemos evitarlo en nuestras propias vidas, pero mediante una formación adecuada podemos evitar, eso sí, que se tomen malas decisiones.  En otro campo de la existencia donde también se muestra la valentía es en las relaciones de pareja. Recuerdo que una persona a quien aprecio mucho me dijo una vez que había decidido vivir en soledad porque estaba convencido de que no hallaría a su pareja. Hoy, a casi 17 años de distancia todavía me da una sensación de compasión, porque estoy seguro de que él se dejó doblegar por alguna mala experiencia. Y es que como hemos acotado en otras entradas, el salir de la depresión o de la tristeza no depende de los demás ni de situaciones externas, es una decisión que cada uno debe tomar. No se puede evitar pasar por momento difíciles, por desengaños, o  por rupturas, pero sí se puede evitar caer en depresión si decidimos que hay que vivir el duelo y luego seguir viviendo. Hoy justamente leí una frase del escritor irlandés Bernard Shaw que me dejó muy impresionado: “La vida no consiste en encontrarse a sí mismo. La vida consiste en reinventarse constantemente”. Si hoy te pasó un golpe duro, podés llorar, patalear, entristecerte y descargar el dolor o la ira, pero no podés quedarte allí. Vos sos quien decide sobre tu propia vida. La valentía no se mide por los desafíos externos que afrontas, sino por la forma en que logras domar a tu propio yo interno. Otra forma de ser valiente es en hacer lo que te has propuesto. Durante los primeros días de enero hablábamos de los planes de año nuevo y de el camino que debíamos seguir y del cumplimiento, y también decíamos que al finalizar el tercer trimestre muchos dejan lo propuesto para el siguiente inicio de año. Pero para alcanzar plenitud hay que domar la pereza, el orgullo y el desgano y hacer las cosas que se propusieron. Al principio, cuesta, pero el hombre es un ser de rutina, y con las repeticiones se vuelve un hábito: el ahorro, los ejercicios, etc. Hoy, como en otras ocasiones te insisto: solo vos tenés la llave, y se llama decisión. Y como dice mi amigo Freddy: auuu!!!

sábado, 4 de febrero de 2012

Día 27: Ganar o al menos ser valiente en el intento (Parte I)

En su libro “Mientras unos se quiebran otros rebotan”, el doctor Steve Price cuenta la historia del nacimiento de las Olimpiadas Especiales y el lema que las identifica, mismo que me pareció impactante y espectacular y sobre el cual quiero compartirte hoy: “Déjame ganar. Pero si no puedo, déjame ser valiente en el intento”. El solo pensar en los niños y adultos con capacidades especiales que en lugar de dejarse morir en el abandono se esfuerzan por competir, sin más ambición que superar sus propios records personales hace estremecerse a cualquiera que se jacte de tener un mínimo de sentimientos. Durante la vida que me ha tocado vivir, he conocido a muchas personas que aunque tienen todas sus capacidades al máximo se deprimen y dejan que las adversidades los apaguen lentamente. Sé que el solo hecho de pensar en arriesgarse causa pavor y peor aún, el saber que las probabilidades de fracasar son las mismas o más que las de ganar, lo dejan a uno paralizado. Ahora bien, qué sería de la humanidad si los grandes hombres y mujeres de la historia no se hubieran arriesgado a sabiendas de que muchas veces las circunstancias no eran favorables. Todo está en la actitud. Ella es una decisión, no un sentimiento. Vos decidís si querés ser valiente o acobardarte en la tranquilidad de lo supuestamente seguro.  Una enseñanza budista que me impresiona es la máxima que dice que “lo único permanente es lo impermanente”, ya que toda situación, tarde o temprano varía. Y de ahí la importancia de estar siempre dispuestos a arriesgarse cuando las circunstancias lo ameritan. Hace poco más de un mes, salimos con dos amigos a cenar, y dentro de la charla hablábamos que uno de ellos había dejado a la mitad sus estudios universitarios. Dentro de la conversación mencionamos que si quería avanzar profesionalmente quizá le sería más fácil si contaba con un título académico que lo respaldara. La respuesta de aquel amigo fue que “le daba pereza” regresar a la universidad, y que la experiencia que tiene es mayor que lo que le pueden enseñar en las aulas. Estoy seguro de que él tiene razón en cuanto a la experiencia que ha acumulado en todos los años que lleva en el mismo negocio del reclutamiento de personal, pero me parece injusto para sí mismo que se cierre puertas solo por desidia. Más que pereza creo que es miedo a fracasar, ya que lleva muchos años de no estudiar. Ahora bien, pongamos en perspectiva. El tiene la misma edad que yo. Dentro de dos años será una persona de 40 años. Pueden pasar 2 situaciones en el ámbito profesional: Primero, si se mantiene en su actual trabajo seguramente su expectativa salarial y de desarrollo no sean tan halagüeñas. Segundo, si se quedará sin trabajo seguramente sería más difícil colocarse en vista de que en la actualidad las empresas buscan mano de obra barata y joven, y seguramente en dos años habrá muchos más universitarios dispuestos a trabajar por la mitad de lo que él gana y haciendo lo mismo. En la mente de él quizá su experiencia sea el ancla a la que se aferra. En la mente de los inversionistas lo que pesa son los costos, y si alguien quiere hacer el mismo trabajo por menos dinero y teniendo un título universitario. No hay que ser actuarios economistas para saber qué prefiere el dueño del capital. Todo esto me sirve para ilustrar que el miedo o la pereza a hacer las cosas que sabemos nos pueden ayudar, pueden frustrar nuestro futuro. Hoy en día hay muchos ancianos que hacen grandes colas en el Seguro Social para recibir una mísera pensión mensual. Me pregunto si los que estamos en una edad económicamente activa y gozamos de buena salud, queremos eso para nosotros en nuestra jubilación. Seguramente no. Entonces no podemos esperar que las cosas nos las den de gratis. Hay que comenzar a ahorrar y prever para esa época. Solo hay que tomar la decisión. Muchos temen que quizá no les alcance. Pero bueno, si son juiciosos con el presupuesto, nunca falta para preparar la vejez propia en lugar de tener que pasar penas frente al Seguro Social. Por cuestiones de espacio, dejaré acá estas reflexiones. Sin embargo seguiré con el tema. Ya que creo que una de las mayores causas de frustración y por ende de infelicidad, es el no arriesgarse cuando hay que hacerlo porque las oportunidades nunca dan un segundo chance. Y mientras tanto, como dice mi amigo Freddy: Auuuuu!!!!

miércoles, 1 de febrero de 2012

Día 26: Rescatar las relaciones perdidas (parte II)

Mediante un comentario al enlace que publiqué ayer en Facebook, un lector me hacía saber que el tema de rescatar las relaciones perdidas sonaba interesante pero que le gustaría saber cómo hacer realidad lo expuesto. Y me agradó mucho la franqueza de él. En primer lugar hay que dejar claro que las relaciones humanas no pueden hacerse, mantenerse o componerse por recetas. Todas son tan diferentes, como los seres que las integran. De esa cuenta hay que tener claro en primer lugar que no es posible hacer un listado de pasos para que las relaciones rotas se restablezcan, pero sí mencionar ejemplos que pueden servir de inspiración y que pueden dar una idea de cómo actuar, si es que verdaderamente nos interesa recuperar lo perdido. Voy a comenzar por lo “más fácil”. Recuerdo que mi amigo José Alejandro me contó que con esto del FB un día se encontró a un amigo de la infancia que había sido su verdadero socio en muchas travesuras y que por el correr del tiempo tomaron caminos distintos y se distanciaron. Nunca se llamaron ni se reunieron a pesar de vivir en la misma zona de la ciudad. El punto es que le mandó solicitud de amistad y al día siguiente fue aceptado y comenzaron a charlar nuevamente. Al día de hoy ya han vuelto a restablecer sus lazos de amistad y hasta sus respectivas esposas son amigas también. Ese es el ejemplo clásico de cómo restablecer comunicación con gente de nuestro pasado que nos interesa. Las redes sociales son una maravilla. Pero la magia se da cuando damos el primer paso y establecemos el contacto. Eso es lo que hace la diferencia. Ahora bien, qué pasa si hemos tenido una relación distante con alguien porque cuando dejamos de hablarnos hubo un acontecimiento que nos marcó a ambos. Quizá una ruptura sentimental, o una fuerte discusión. O un desacuerdo económico. No lo sé. Las situaciones pueden ser infinitas. Lo primero que hay que tomar en cuenta si queremos restablecer la relación debemos analizar si el hacerlo nos conviene verdaderamente o no. Si por ejemplo querés volver con tu pareja que compartía con vos el gusto por el alcohol y te has convertido en abstemio, lo más seguro es que si volvés a tener acercamiento con esa persona quizá tu vicio vuelva, y en consecuencia no te conviene. O tal vez sea la persona que te hizo caer en depresión porque solo palabras negativas te infundía. Primero debés estar seguro de que las heridas sanaron para que podás restablecer la relación. Luego de que has analizado eso, y aún así estás con la certeza de que debés hacerlo. Tenés que dar el primer paso, acercarte. Hablar. Quizá la primera reacción sea de rechazo, pero tu insistencia es la que puede hacer el cambio. No toda la gente está convencida de que hay que ceder para ganar, pero sí todos estamos de acuerdo en que en la vida siempre necesitamos de los demás y que la riqueza de un hombre (diría un sabio) no se mide por lo material que posee sino por las relaciones que conserva. De hecho, ayer unas compañeras del trabajo charlaban a la hora de almuerzo y una de sus bromas era que la única forma de saber si alguien estaba listo para tener una relación de pareja era si había tenido bajo su cuidado una planta por lo menos durante un año. Porque si había cuidado la plantita en ese tiempo, era seña de que cuidaría la relación. La verdad es que me pareció chistosa la conclusión a la que llegaron pero sí me hizo pensar en que las relaciones efectivamente necesitan el mismo cuidado que una planta. Necesita ser sembrada , ser regada, tener paciencia para que brote la primera raíz, y aún más para que vaya creciendo. En conclusión, la factibilidad no depende de hacer muchas cosas, solo de tomar la decisión y de actuar para acercarnos a la persona que nos interesa. Ya he comentado que pasé más de 10 años sin hablarme con mi papá y que hace un par de meses simplemente comencé a platicarle. Me hacía falta hablar con él a pesar de que nuestra relación siempre fue distante. Quizá si hubiera pensado mucho y no hubiera actuado, tal vez todavía no nos habláramos. Y por supuesto que tuve que doblegar mi orgullo. Pero valió la pena. Esta vida es tan espléndida que es necesario compartirla. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!!