Cuando comencé a aventurarme en este proyecto, fijé 11 pasos para la plenitud. Hoy me puse a repasarlos, ya que son de alguna forma los ejes centrales de este blog. El primero de ellos es el de “Conseguir una brújula. Marcar el norte a seguir y planificar el viaje”, dentro de él he incluido los temas de los propósitos, la planificación, el presupuesto personal y el manejo de las finanzas personales. Sin embargo, ha quedado un tema fundamental en el tintero: ¿a dónde será el viaje? Y no me refiero a un viaje en el sentido estricto de la palabra, sino figurativamente a qué destino queremos llegar. No podemos circunscribirnos a que solo queremos ser felices, porque la felicidad en sí misma es un medio no un fin. El filósofo Aristóteles decía que la felicidad es aquello que acompaña a la realización del propósito propio de cada ser vivo. Si se toma como punto de partida esa afirmación, podemos decir entonces que la felicidad no podría ser nuestro destino, ya que debería ser el medio de transporte sobre el que navegamos en este océano maravilloso llamado vida. Entonces, ese viaje o destino final debería ser nuestra plenitud o nuestra realización en todo el sentido de la palabra. No olvidemos que además del cuerpo, tenemos un alma y un espíritu, y esa plenitud debería fundarse en los 3. Yo te propongo que continuemos en esta aventura del blog para crecer ocupándonos de asuntos mundanos pero también de los que no lo son, como la compasión, la risa, el amor, la fe, etc. Nunca imponiendo criterios sino compartiendo experiencias para que otros crezcan. Una vez que definamos a dónde queremos llegar, será más sencillo “planificar el viaje”, porque de antemano sabemos cuál será el destino final. Ahora bien, esa analogía del viaje puede aplicarse también a asuntos más cortos. Recuerdo que en una de las entradas de inicios de año yo mencionaba que en este año quiero bajar 25 libras de peso. El destino de “mi viaje” es la pérdida de esas libras. Por cierto me pesé recién hace 2 días y ya perdí 2 libras, si voy a este ritmo al finalizar el año habré logrado mi objetivo. En resumidas cuentas, te invito a que pensés muy bien a dónde querés llegar. Si tenés claro eso, las posibilidades de llegar son casi totales. Ayer conocí al novio de una amiga, y mientras charlábamos (con eso de mi mala maña de entrevistar a la gente) le pregunté qué esperaba de la vida en 5 años. Me sorprendí cuando me dijo: “no he pensado en eso”. Antes de que yo le hiciera esa pregunta me había contado de sus estudios en la universidad y de algunos proyectos en su trabajo. Sin embargo, cuando me respondió aquello me pregunté si él realmente tendrá éxito en lo que me mencionaba, si ni siquiera sabe a dónde quiere llegar. Si vos estás en esa situación, nunca es tarde para visualizar el destino. San Pablo escribió que él corrió “la buena carrera” (entiéndase la vida) con la mirada puesta en lo que le esperaba. Seguramente no habría logrado dejar la huella que dejó, si no hubiera tenido aquella capacidad de ver lo que otros no veían. Te invito a que visualicés bien tu destino, y una vez que lo hayas hecho, ya hay que “planificar el viaje, conseguir la brújula y marcar el norte a seguir”. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu…..
Luego de leer los libros "Objetivo Felicidad" y "Pequeño Cerdo Capitalista" se me ocurrió que podría seguir el consejo de las autoras de esos libros (Gretchen Rubin y Sofía Macías, respectivamente) en relación a tomar la decisión de un proyecto personal, que también me gustaría compartir con vos y que pudiéramos crecer juntos para mejorar nuestras vidas. El objetivo de este blog es interactuar, y hacer de la plenitud: nuestro proyecto 2012.
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