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martes, 28 de febrero de 2012

Día 36: No basta soñar, hay que hacer que las cosas sucedan.

Me he quedado sorprendido con las respuestas de la gente cuando les hago la pregunta sobre qué es lo que esperan hacer con su vida dentro de 10 años. Mucho de ellos me dicen que ni siquiera se habían hecho esa pregunta. Y es que es cierto que debemos vivir el presente a plenitud, pero no obsta que tengamos grandes planes para nosotros mismos y para nuestras familias a mediano y largo plazo. Ha habido personas que me dicen que su objetivo es graduarse de la universidad o comprar una casa. Otros que casarse y tener una linda familia. Incluso hay quienes hasta me han dicho que con viajar a determinado lugar ya se sentirían plenos. Lo cierto del caso es que en la mayoría de las veces hay sueños que acariciamos constantemente y que no pasan de ser eso porque no se llevan a la realidad. Hace un par de meses estuve leyendo la primera parte de “El Prisionero del Cielo” de Carlos Ruiz Zafón y en una reflexión que hace uno de los personajes se dice que al llegar a cierta edad empieza la frustración porque uno se da cuenta de que todos los sueños que se tenían de niño, no eran más que eso, y que la realidad generalmente es más cruda y cruel. En cierto modo disiento de eso, aunque por mucho tiempo lo creí. Yo nunca fui un niño normal. Era el que prefería leer en lugar de ir a jugar. Era el que generalmente pasaba los recreos solo. Era el que todos molestaban y se dejaba. Era el que creía que era menos que los demás. Era el que silenciaba los abusos. Era el que soñaba que algún día podría hablar a muchos y escribir y que una gran cantidad de personas me leyeran y escucharan. Con el correr de los años me desvié de esos pensamientos y me convertí en lo que mi amigo Freddy llamaría “un X”, alguien gris, una persona sin sobresalir. Al llegar a los 23 años me sentía insatisfecho con mucho. Le echaba la culpa a las responsabilidades familiares que tengo y otro montón de justificaciones. Sin embargo en 1998 conocí a Carlos Soto Quezada (QEPD), quien vió en mí algo (eso que yo no podía ver) y seguro encontró en mí una promesa y me enseñó a creer en ella. Yo había abandonado la universidad. Ya tenía 3 años de no ir a clases porque sencillamente creía que la gente de mi nivel social siempre tenía cerradas las puertas. Carlos literalmente me obligó a volver a la universidad, y cuando yo no tenía ganas de ir, él mismo me llevaba y se esperaba a que entrara a las clases para estar seguro de que no me escaparía. El murió en mayo de 1999. El día que lo enterramos tenía examen final de derecho mercantil y fui a examinarme (hecho añicos, pero creyendo en mí, porque él me enseñó a hacerlo). Cerré la carrera en 2000 y por no someterme a la burocracia universitaria no me gradué. Fue hasta 2008 que retomé todo y en 2010 me gradué finalmente. Hoy estoy estudiando la maestría, he hecho varios cambios, tengo muchos sueños que de niño contemplé y que estoy comenzando a construir. Ya tengo casi 38 años, y aunque muchos a mi edad ya han logrado mucho en lo que yo a penas estoy empezando, creo que debo seguir adelante. Porque esos sueños jamás se van a convertir en realidad si no hago algo al respecto. Walt Disney decía que si podés soñar algo, lo podés lograr. Mucha gente dice que hay que poner los pies sobre la tierra y que solo hay que soñar con aquello que es posible. Pero me pregunto, si todo mundo hubiera hecho caso de eso: habría el hombre llegado a la luna? El gran Thomas Alva Edison decía (mientras experimentaba para la invención de la bombilla) no he fracasado, solo he encontrado 10 mil formas en las que no debo hacerlo. Yo desperdicié muchos años de mi juventud. No debo rasgarme las vestiduras ni tirarme en silicio por eso. Ya pasó, es importante aprender pero no quedarme viendo para atrás perennemente. El espejo retrovisor del carro solo sirve para verlo de vez en cuando y cuidar el camino, para conducir siempre hay que ir viendo hacia adelante. Así es la vida, pero no basta soñar, hay que hacer que las cosas sucedan, y sobre eso hablaré en toda esta semana, ya que es el cuarto de los puntos que conducen a la realización. Mientras tanto como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!!

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