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jueves, 1 de marzo de 2012

Día 37: A pesar de la maldad creo en el Bien y la Felicidad.

En esta ciudad de Guatemala que tanto amo, los tiempos están muy peligrosos. Ayer por la mañana unos delincuentes encañonaron a mi hermano y lo obligaron a bajarse de su automóvil para robárselo. Inmediatamente otro guatemalteco que observó los hechos se acercó en su vehículo a mi hermano y le dijo que se subiera y que perseguirían en carro. Como a un kilómetro, había un reten de policía y lograron que una patrulla se uniera a la persecución. A los 15 minutos los ladrones habían abandonado el carro y mi hermano recuperó su vehículo. En pocas líneas he resumido los momentos angustiosos que vivió Otto, y de los cuáles me enteré hasta poco después del mediodía. En el proyecto de alcanzar la felicidad y la plenitud en que nos hemos embarcado, algunas personas han criticado que solo de cosas buenas se habla y no de la realidad. Lo cierto del caso es que si bien es cierto todos los días ocurren cosas como las que le acontecieron a mi hermano, también es cierto que suceden cosas buenas. Por ejemplo, un día de estos, iba caminando a tomar el bus para dirigirme al trabajo. En una de las esquinas cerca de mi casa hay un viejecita que se coloca a vender unos bananos quizá igual de viejitos que ella, pero siempre está la señora ahí, con su cajita de fruta. No puede evitar demostrar que es una persona muy pobre. Sin embargo justamente ese día que mencioné, la vi hacer algo que me conmovió tanto y me enseñó tanto, que estoy seguro de que en este mundo, en esta ciudad, a pesar de la gente como esos delincuentes que asaltaron a mi hermano, todavía hay mucha gente que hace que vivir aquí valga la pena. Pues yo iba caminando y como a una distancia de unos 20 metros iba adelante un indigente cargando sus cartones y un costal lleno de desperdicios. Cuando pasó frente a la caja de bananos se le quedó viendo a la fruta, seguramente con hambre y con la resignación de no poder comprarlos. Sin embargo, aquella mujer al ver al hombre tan abandonado y con tantas ganas de su producto. Tomó una penca de bananos lo metió en una bolsa y se lo dio al indigente. Este le dio las gracias, y ella solo le susurró “que Dios te bendiga”. Estoy seguro de que los bananos que le dio al hombre no le sobraban a la anciana. Estoy seguro que la necesidad que ella tiene no es menos que la que puedan decir que tienen aquellos ladrones que asaltaron a mi hermano. Estoy seguro de que a pesar de la gente mala, hay mucha gente que no lo es y por esa gente es que vale la pena trazarse metas, compartir las buenas experiencias, invitar a otros a ser felices y a intentar no dejar los sueños ni el trabajo tesonero. No quiero sonar a motivador de palabras repetidas, pero sí quiero dejar claro en que a pesar de esas situaciones (que me impactaron) lejos de alejarme de mi objetivo lo reafirma. La búsqueda de la felicidad no es un patrimonio privado. Es una riqueza colectiva y debemos compartirla. En la medida en que haya más gente feliz y satisfecha con su vida y con lo que tiene, y que las oportunidades sean para todos iguales, habrá menos delincuentes y habrá menos Ottos que pasen por situaciones tan angustiosas. Yo sí creo y como dijo Martín Lutero : “a menos que se demuestre que he caído en error ya sea por la razón o por la fe, no puedo ni debo retractarme, porque ningún hombre debe actuar en contra de su propia conciencia”. Y como dice mi amigo Freddy: auuuu!!

3 comentarios:

  1. Al igual que vos soy fiel crédulo de la bondad de las personas y me inclino a pensar que como decía el eslogan del señor Giammattei en la campaña electoral de 2008 "los buenos somos más". En vista de lo anterior creo que en nuestra comunidad (llámese colonia, zona, ciudad, país, etc.) las personas son buenas, solidarias con los demás. No obstante un cáncer ha invadido al colectivo, el cáncer del acomodo y pasividad de espera que otros hagan por ellos lo necesario para alcanzar la felicidad, en el que muchos de nuestros connacionales han caído, ese olvidarse que para lograr nuestros objetivos tenemos que trabajar (y en algunos casos, lo que a muchos les gusta menos, trabajar duro), sin perjudicar a los demás, y que muchas veces también se pierde de vista y muchos confunde con acumular cosas y personas (sin importar a quien se afecte). Lo anterior me hace recordar un par de frases: “El mal triunfa cuando los hombres buenos no hacen nada” de Edmund Burke y “No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita” anónimo.

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  2. Es lamentable, que en un país donde según el Gobierno, se aplica LA MANO DURA, sigan ocurriendo éste tipo de cosas, no podemos hablar de seguridad cuando ni nosotros mismos conocemos el significado. Pienso que todos debemos tratar de hacer algo por tratar de arreglar la difícil situación en la que nuestra bella GUATEMALA, se encuentra. A veces quisiera irme de ésta tierra donde están mis orígenes y en sí toda mi vida, pero tengo fe en que algún día todo cambiará y eso me detiene. Ahora amigo, respecto a lo de la anciana de los BANA NOS, pensé que igual le habías dado algo de dinero, para recompensar en alguna forma el gesto que ella mostró hacia el indigente. Y como dice tu amigo. Auuuuuuuuu.

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  3. Lastimosamente en la vida las cosas malas tienen más publicidad que las buenas,(por ser la fuente de subsistencia de los medios de comunicación). Pero esas pequeñas cosas buenas que hay en la vida nadie se detiene a hablar de ellas y por eso cuando se tiene oportunidad hay que hacerlo. Yo tuve una experiencia también hace un año, en el desalojo que sufrieron las personas a la orillas del Rio Polochic. Cuando visitamos la comunidad y darnos cuentas de tantas carencias (carreteras, servicios básicos y sobre todo el trabajo y la vivienda) no puede más que agradecer a Dios por el privilegio que te da, pero lo que más me marcó fue el hecho que a pesar de la pobreza y las carencias que estas personas tienen, nos regalaron un coco a cada uno de los que íbamos. Me quedé muda ante esta situación e incluso hice el comentario que no lo iba a recibir porque no tenían para ellos, pero me respondió uno de los compañeros que lo recibiera porque los iba a ser sentir mal. Como en medio de la pobreza y la necesidad la gente es agradecida.

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