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viernes, 9 de marzo de 2012

Día 40: Ser caballero (o dama) nunca pasa de moda... y cambia el mundo.

Hace algunos años ví la película “Buscando a Eva”, protagonizada por Brendan Fraiser. En principio la trama de la película es bastante cómica ya que trata de un hombre obsesionado con la guerra nuclear y cómo por un error se esconden él y su esposa en un refugio antibombas, donde nace su hijo, el que se cría a la manera antigua y después de 30 años salen a la superficie a un mundo completamente cambiado. El hijo, ya convertido en un adulto, pero inocente, sale a explorar y conoce a gente muy acostumbrada al trajín y al egoísmo propios de estos tiempos. Al final, una de las personas que él conoce se sorprende porque le dice que es todo “un caballero”, y al explicarle qué significa esa palabra, le dice que es aquella persona que sabe hacer sentir bien a los que están a su alrededor. Ese diálogo fue revelador para mí. A partir de entonces me propuse ser “un caballero” en ese sentido. Y es que en este mundo abunda la gente que quiere aprovecharse de los demás, y muchos más lo hacen. Pero es poca la que realmente se interesa por sus semejantes. En la calle hay mucha gente gris, que está acostumbrada a que la traten mal, a no ser tomada en cuenta, a ser ignorada. Y cuando les extendés la mano para saludarla, o les prestás atención, o simplemente les sonreís, hacés que su día cambie. Sí, es cierto, lográs un milagro y no requiere de tanto esfuerzo. En algún momento he escrito que toda persona por muy apagada que parezca siempre tiene algún brillo, y justamente el ser caballero (o dama) consiste en hacerle entender a esa persona que tiene lo suyo. La ley de la siembra y la cosecha establece que lo que sembrás, eso cosechás. Así si sembrás maíz, tendrás mazorcas. Si sembrás peras, tendrás peras. Si sembrás momentos entrañables para otros, tendrás momentos entrañables para vos. Si manejás por las mañanas rumbo a tu trabajo o la universidad, y el resto de la gente hace por quitarte el carril, seguramente podrás avanzar más rápido si cedés el paso y además te evitás secreción de bilis. Si decís “buenos días” en todos los lugares a los que vas, es muy probable que al principio no te respondan el saludo, pero conforme vas convirtiéndolo en un hábito el resto de la gente lo agradece. Si te reunís con cualquier persona, sea jefe o subordinado, rico o pobre, feo o guapo, etc. Y te retrasás, hay que llamar para pedir que por favor te disculpen por el atraso o bien estar siempre puntual porque el tiempo de los otros es tan valioso como el tuyo. Si tratás con deferencia a todos, independientemente de que vengan en bus o en un volvo, estás haciendo de este mundo un mejor lugar. Y sobre todo, debés iniciar en casa. Si hacés sentir bien a la gente que convive a diario con vos, entonces estás construyendo momentos memorables y orgullo para tu familia. Ser caballero (o dama) es un reto, hoy muchos no quieren serlo ¿quizá vos sí? Y como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!!

1 comentario:

  1. Muy cierto lo que indicás Marlon, le hecho que las demás personas sean unos patanes (as) no significa que tu también debas serlo, algo tan sencillo como saludar. Demuestra en principio la educación que le han brindado a una en casa y por aparte le recordás a la gente algo que ha olvidado hacer, saludar. Si tomamos la decisión de hacer la diferencia, en unos meses ya muchas personas también lo habrán hecho. Un gran abrazo!!!

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