Copyright


El contenido de este blog está protegido por los derechos de autor de
acuerdo a la legislación y costumbre internacional aplicable. Podrá utilizarse
el contenido siempre que se cite la fuente.


lunes, 27 de febrero de 2012

Día 35: La pasión por lo que hacés.

Me parece apasionante encontrar a una persona que se apasiona por lo que hace, y que lo refleja en la forma en que habla y actúa. Este día he regresado a las clases de la maestría y me encontré con la agradable sorpresa de que la doctora que está impartiendo este primer módulo del año es justamente una mujer que se apasiona por el derecho. Pasamos casi 4 horas embelesados con su discurso y su manera de hablar del tema polémico que estábamos tratando. Sin embargo, estoy seguro de que esa pasión no es algo que surgió de la nada o que simplemente apareció por un mero azar. Estoy seguro de que han pasado varios años (y ella dijo que lleva 35 años de ejercicio profesional) para desarrollar eso. El carisma seguramente lo traía de antes, pero el conjugar su ese don con su profesión hacen que simplemente sea espectacular escucharla. En la vida generalmente nos encontramos con situaciones en las que nuestra pasión (entendida como el gusto por hacer algo) se pone a prueba. Puede ser en el trabajo, en el estudio, en las relaciones sociales, en los hobbies, en las finanzas personales, en la comida, en el deporte, etc. Yo recuerdo que un amigo muy querido siempre hacía la analogía con los enamorados y decía algo así: cuando alguien está loco por otra persona hace cosas que generalmente no haría con el fin de conquistarla, y no porque vaya a recibir un beneficio a cambio, sino por el simple gusto que provoca el amor. Lo mismo sucede con el apasionado, si trabaja en algo que le encanta, seguramente encontrará fabuloso el tener más y más responsabilidades. Pero si lejos de agradarle la carga de trabajo lo considera una pesada carga, seguramente lo que hace no le apasiona y por lo tanto debería de replantearse el cambiar de actividad. Hace varios años discutíamos con mi amigo Luis sobre su gusto por las ventas y mi gusto por lo intelectual. Yo le decía a él que por el bien de sus hijos debía estudiar y titularse, y él me decía que un cartón no iba a ganar el dinero que ganaba ni a darles a sus vástagos lo que podía darles. Afortunadamente no me hizo caso, porque estoy seguro de que hubiera fracasado. De hecho en el colegio, yo le hacía las tareas y, debo confesar, que más de alguna vez le hice los exámenes porque simplemente no se le da a él eso de estudiar, en cambio si se le pone algún producto para que lo venda, a poco tiempo ya tiene posibles compradores, y cuando habla con los clientes se le nota un gusto por lo que hace, que sin duda está en el lugar que debe estar. La verdad, es que si queremos ser un poco más felices debemos evaluar si lo que hoy en día hacemos nos apasiona. Si no es así, hay que comenzar a buscar un camino alternativo. No podemos seguir todo el tiempo haciendo cosas que no nos gustan. Cuando hacemos lo que no nos gusta somos menos productivos y menos creativos, y nuestros resultados generalmente son mediocres. Pero cuando estamos haciendo algo que de verdad nos apasiona, no solo sale espontáneamente el plus que le ponemos, sino que además disfrutamos. No se trata solo de subsistir. Se trata de que si tenemos varios años por delante, lo mejor es tratar de pasarla bien. Y como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario