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martes, 21 de febrero de 2012

Día 32: Las grandes distancias se recorren paso a paso.

Hoy me he puesto a ordenar mi oficina. El caos que tenía con tantos papeles ya está desapareciendo aunque todavía queda mucho por archivar y ordenar. El resultado de dos meses en los que no puse cuidado a ese detalle está cobrando su factura ahorita. Eso me hizo reflexionar sobre el tercer punto de mi teoría sobre el camino a la plenitud: “Las grandes distancias se recorren paso a paso”. Eso es aplicable tanto en lo positivo como en lo negativo. En el caso de mi desorden no fue la mejor aplicación, ya que cada uno de los papeles que se fueron apilando llegaron lentamente. Sin embargo, se aplica también para las grandes hazañas de la vida de cada persona. Muchos jóvenes hoy en día se encuentran con el dilema de querer alcanzar sueños, querer llegar a tener un nombre y una posición, pero todo lo quieren instantáneamente. Estamos en una época en que todo se hace al minuto, y si no, no sirve. O al menos eso nos han hecho creer. Recuerdo que cuando trabajaba como capacitador para los centros de atención al cliente de una empresa de telecomunicaciones al iniciar mi gestión el nivel de calidad estaba por los suelos, y los auditores de calidad estaban exigiendo que los cambios se dieran inmediatamente. Una persona que había estado antes que yo quiso seguir ese juego y solo perdió el tiempo, los indicadores de gestión lejos de ir subiendo su estándar iban en picada. Al llegar, presenté un plan con actividades para lograr estabilizar la calidad en 2 meses y luego comenzar un ascenso gradual. Al principio todos dijeron que era una locura y que una gestión así no podía esperar tanto tiempo. Afortunadamente, quien era mi jefe en ese momento estaba muy bien posicionado en la compañía y confiaba en  mí, así que él me echó una mano para que se aceptara el plan y se echara a andar. Un año después, los indicadores habían subido y se mantenía la tendencia de mejora continua. Lo mejor de todo fue que la rotación de personal bajó y, con el involucramiento de los colaboradores, se simplificaron los procesos, lo que permitió bajar los tiempos de operación, mejorar los tiempos de resolución y de espera, y en consecuencia aumentar el índice de satisfacción del cliente. Llegar a ese punto que incluso muchos años después de aquella implementación continuó, fue el fruto del seguimiento de un plan que contemplaba un paso tras otro. Yo siempre he pensado que, salvo algunas excepciones, lo que aparece instantáneamente, instantáneamente desaparece. Al día de hoy, las prácticas implementadas hace 8 años se mantienen y han dado pie a mejoras. La gran distancia que separaba la insatisfacción de los clientes con la satisfacción, se recorrió paso a paso. En esta semana estaré escribiendo un poco más sobre el tema, creo que es importante dar ejemplos. Por lo pronto hay que tener en claro que si queremos cumplir los propósitos de año nuevo de bajar de peso o de alcanzar la carrera, no podemos pretender que sea de una semana a otra, hay que ir siguiendo el camino. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!!

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