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lunes, 6 de febrero de 2012

Día 28: Ganar o al menos ser valiente en el intento (Parte II)

Ser valiente también significa dejar volar a quienes tenemos retenidos. Muchas veces por el exceso de cariño o por codependencia no permitimos que nuestros seres más queridos tomen su rumbo. Parte de la vida y del amor es justamente dar libertad. Los padres, a su debido tiempo, deberán dejar que sus hijos tomen su propio camino. Ahora bien, muchos se preguntan a veces qué pasará con sus vástagos si ellos no los apoyan. La respuesta es contundente: si como padre o madre le diste una buena formación no tiene por qué perderse ni por qué fracasar en la vida. No podemos evitar que los nuestros tengan sus problemas, ni siquiera podemos evitarlo en nuestras propias vidas, pero mediante una formación adecuada podemos evitar, eso sí, que se tomen malas decisiones.  En otro campo de la existencia donde también se muestra la valentía es en las relaciones de pareja. Recuerdo que una persona a quien aprecio mucho me dijo una vez que había decidido vivir en soledad porque estaba convencido de que no hallaría a su pareja. Hoy, a casi 17 años de distancia todavía me da una sensación de compasión, porque estoy seguro de que él se dejó doblegar por alguna mala experiencia. Y es que como hemos acotado en otras entradas, el salir de la depresión o de la tristeza no depende de los demás ni de situaciones externas, es una decisión que cada uno debe tomar. No se puede evitar pasar por momento difíciles, por desengaños, o  por rupturas, pero sí se puede evitar caer en depresión si decidimos que hay que vivir el duelo y luego seguir viviendo. Hoy justamente leí una frase del escritor irlandés Bernard Shaw que me dejó muy impresionado: “La vida no consiste en encontrarse a sí mismo. La vida consiste en reinventarse constantemente”. Si hoy te pasó un golpe duro, podés llorar, patalear, entristecerte y descargar el dolor o la ira, pero no podés quedarte allí. Vos sos quien decide sobre tu propia vida. La valentía no se mide por los desafíos externos que afrontas, sino por la forma en que logras domar a tu propio yo interno. Otra forma de ser valiente es en hacer lo que te has propuesto. Durante los primeros días de enero hablábamos de los planes de año nuevo y de el camino que debíamos seguir y del cumplimiento, y también decíamos que al finalizar el tercer trimestre muchos dejan lo propuesto para el siguiente inicio de año. Pero para alcanzar plenitud hay que domar la pereza, el orgullo y el desgano y hacer las cosas que se propusieron. Al principio, cuesta, pero el hombre es un ser de rutina, y con las repeticiones se vuelve un hábito: el ahorro, los ejercicios, etc. Hoy, como en otras ocasiones te insisto: solo vos tenés la llave, y se llama decisión. Y como dice mi amigo Freddy: auuu!!!

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