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martes, 16 de octubre de 2012

Dia 80: Perdonar Sinceramente (parte 1)

¿Qué pasaría si hoy consiguiera una mochila enorme con la cual voy a andar todos los días a todos los lugares, y cada día metiera piedras en ella? Seguramente la primera semana podría ser soportable el peso, pero conforme fueran pasando los días, y los meses, incluso los años, el peso me haría desfallecer. Esa anécdota la leí hace algún tiempo en un blog y me pareció muy cierta cuando de los rencores, las tristezas y los dolores se trata. Esa mochila es el alma, las piedras son esos sentimientos negativos que nos van llenando de peso por dentro. En la vida estamos muy propensos a sufrir. Desde niños a muchos nos tocó tener experiencias difíciles y en cada etapa se van quedando personas que nos lastiman. La vida está llena de piedras por coleccionar y llevar a cuestas. El problema es que pesan mucho y no nos permiten avanzar. Yo conozco personas que después de 20 años siguen teniendo rencor contra una persona que les hizo daño. Y muchas veces el otro individuo ya hasta falleció, y sin embargo el dolor provocado sigue carcomiendo a quien no suelta esa carga. Ya en otras entradas he hablado sobre el libro “Grandes Esperanzas” de Charles Dickens, y de Miss Havisham, quien vivió los últimos 30 años de su vida amargada por el hombre que la dejó plantada en el altar. Tanta era su amargura que incluso formó a una hija adoptiva para que enamorara y despreciara a los hombres como una venganza de ella contra el género masculino. Al final de sus días, Miss Havisham reconoce que haber llevado consigo aquella tristeza no le produjo nada y por el contrario le hizo desperdiciar hermosos años de su existencia. En la trilogía de “Millenium”, Lisbeth Salander se topa con varios momentos en los que debe tomar una decisión: tomarse la justicia en sus manos o dejar que el peso del rencor se vaya. El momento más impactante sucede cuando teniendo todos los mecanismos para deshacerse de Zalachenko (quien a la postre es su padre) prefiere que la justicia (que por cierto nunca la había tratado bien) se haga cargo.  En el libro Tibetano de la Vida y la Muerte, Sogyal Rimpoché asegura que “mientras tengamos mente, habrá pensamientos y emociones”. Dicho de otra manera, mientras existamos seguramente habrá ocasión de ser heridos y otras de ser sanados, y los recuerdos seguirán ahí. El paso más importante para liberar a las personas es el perdonar. La etimología de esa palabra es especialmente interesante porque en español viene del latín “per” y “donare”, que traducido ideográficamente sería algo así como “semejante a dar”.  Es decir una acción por medio de la cual se entrega algo. Perdonar es entregar libertad (tanto al que lo da como al que lo recibe). La cuarta acepción del diccionario de la Real Academia Española dice que perdonar es “renunciar a un derecho”. En el mundo común y corriente, cuando hemos sido ofendidos o heridos se supone que tenemos el derecho de cobrarnos la ofensa, cuando perdonamos, renunciamos a eso. Por esa razón es falso cuando alguien dice: “perdono pero no olvido”, como en forma de amenaza. La acción de perdonar lleva consigo la de dejar que los recuerdos de la herida o la ofensa no tengan poder sobre nosotros. El séptimo paso de mi camino a la plenitud señala que hay que Perdonar sinceramente. No es posible avanzar hacia la búsqueda de la felicidad o de la plenitud si dentro de nuestro corazón guardamos rencor o tristeza por acciones que otros hayan tenido contra nosotros. Estoy seguro de que hay situaciones que son difíciles de perdonar, pero ninguna de ellas vale lo suficientemente la pena como para que tu vida ande cargando una mochila de piedras que lo único que hace es detenerte. Ya lo he escrito y lo repito, perdonar es entregar libertad, primeramente a vos mismo y después a quien te ofendió. La opción de perdonar necesita la decisión eso sí, de hacerlo sinceramente, porque cuando se perdona solo de palabra, las secuelas del rencor y del dolor siguen latentes. Durante estos días estaré contando más a cerca de mi experiencia perdonando y las de otros amigos para que por medio de esas vivencias podás entender que la vida exige decisiones importantes y una de ellas es perdonar. Y como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!!

2 comentarios:

  1. Tienes tanta razón amigo, pero sabes que nos cuesta mas a veces? perdonarnos a nosotros mismos y seguir adelante, creo que es lo mas difícil...

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  2. supongo que la Palabra "perdonar" se puede retorcer para interpretación de cada quien, necesariamente no creo que "persono pero no olvido" sea falso, perdonar para mi, significaría dejar a tras algo o a alguien que me haya dañado, pero también recordar que esa persona existe, que es capaz de hacer algo que pueda dañarme...y ya sabiendo ello, evitarlo...Yo si perdono pero no olvido...y en especial...si puedo, me vengo...eso quita muchas piedras de mi alma

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