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jueves, 10 de mayo de 2012

Día 54: La breve historia de 2 mujeres extraordinarias.

4 de la mañana: se levanta para acarrear agua en vista de que en la covacha de láminas todavía no hay agua entubada. 5 de la mañana: se pone a lavar los pañales de los 2 bebés uno de 3 y la otra de 2 años de edad. También lava la ropa de su primogénito que para entonces tiene 7 años. Lava dejando sus fuerzas y espalda en la labor. 6 de la mañana: despierta al mayor de sus hijos, lo baña con parte del agua que acarreó, lo viste y le da un plato de frijoles para desayunar. Mientras tanto, prepara la pacha para los bebés y los atiende porque comienzan a llorar. El marido no se despierta aún porque la noche anterior llegó borracho. 7 de la mañana: Va a dejar al mayor al colegio, prepara la venta de esa mañana y se echa a la espalda a los 2 bebes con un perraje. La hielera donde lleva los helados de la venta la levanta con sus manos.  9 de la mañana: comienza la venta y atiende a los bebés. Mediodía: ya agotada por el sol y cargando a los 2 chiquitos, va a recoger al niño mayor al colegio. 2 de la tarde: con el fruto de la venta logra hacer unos fideos con salsa para almorzar ella y su hijo mayor. Los bebés duermen. 3 de la tarde: toma la mano de su hijo mayor y la guía para hacer las letras, ella le explica cómo se forman las palabras y le explica los misterios de las sumas y las restas. 5 de la tarde: trata de dormir un poco. El hijo mayor fue a la casa de los vecinos a ver televisión en blanco y negro. Los bebés siguen dormidos. Quizá ella pueda dormir un rato porque el marido llegará borracho y, si tiene suerte, esta noche no la agredirá… 29 años más tarde… 25 de marzo de 2010, ella está sentada vistiendo un traje negro en las filas de adelante del auditorio. 7 de la noche, su hijo mayor, al que ella tomaba de la mano para guiarlo cuando aprendía a escribir se gradúa de abogado… En pocas líneas he resumido más o menos cómo eran los días de mi madre cuando yo era niño y lo culmino cuando me gradué de la universidad porque sé que para ella fue motivo de gran orgullo. Cuando mis dos hermanos crecieron, además de todo lo que describí ella hacía tiempo para llevarnos a los cerritos de Kaminal Juyú a jugar con nosotros. Se arrastraba y corría como nosotros. Cuando era temporada de lluvia se empapaba con sus hijos. Al día de hoy, no sé de dónde sacó tanta energía. O quizá sí lo sé: del amor. Yo hubiera querido que ella tuviera una vida mejor, pero hoy está viva aún. No ha dejado de ir a vender helados. Se enferma de vez en cuando. Pero no ha perdido la chispa. Ahora va con mis hermanas al casino a sacar la adrenalina. Este día se celebra en Guatemala el día de las madres. Ella, La Luci, es sin duda la encarnación del amor para mí. Yo no soy muy expresivo. Pero la quiero tanto. Es mi viejita. Y espero que al menos en parte pueda compensar toda la juventud, energía y felicidad que nos dio a mis hermanos y a mí cuando éramos niños, ya que a pesar de que era agredida por mi papá, que tenía que hacer las labores de casa, salía a buscar el sustento de ella y de sus hijos. Nunca dejó de atendernos. Ella, cuando está muy enojada se pone a llorar y dice que “fracasó como madre”. No sé si de verdad fracasó como madre, solo sé que me dio un ejemplo de responsabilidad y que triunfó como mujer.  (A vos, Luci, te doy las gracias por ser tan amorosa a pesar de que la vida no ha sido fácil para tu persona. Gracias. Mis palabras suenan vacías al querer materializar el gran agradecimiento que te tengo. Ojalá el resto de tu existencia sea feliz y que Dios me permita contribuir a que así sea).*********************** Es un día soleado, ella acaba de ver a su esposo con otra. No importa, ella sabe que es la dueña de la casa. Aún así lo sigue atendiendo bien. Han formado un hogar próspero. Ella le crió a los hijos que él trajo de otro matrimonio. Por alguna razón la vida no le permitió tener sus propios vástagos. La vida del hogar es cansada. Aún así ella hace todo lo posible por ayudar a su hermana. Le da dinero. La ayuda con la venta. Siempre ha sido un soporte emocional y financiero. Ha decidido que pagará los estudios de su sobrino, el mayor hasta que se gradué de secundaria. Así lo cumple. Hay años en los que se ve complicado el asunto pero aún así no deja de regalarle una buena educación en buenos colegios a ese niño cuyo padre no quería que estudiara. No solo le regala conocimiento. En vacaciones, recibe al niño y le inculca 2 de los aspectos que serán más importantes para la vida de él cuando sea adulto: la fe en Dios y la lectura. Años más tarde… 25 de marzo de 2010, ella está sentada vistiendo un traje sastre negro en las filas de adelante del auditorio. 7 de la noche, el mayor de sus sobrinos, al que ella pagó los estudios, le inyectó el gusto por la lectura y le enseñó (a su manera) a confiar ciegamente en Dios,  se gradúa de abogado… Ella es Amparito, mi tía. El más notable ejemplo de fortaleza y solidaridad con la familia. Ella no tuvo hijos propios, pero me adoptó como propio. Y aunque no la visito con la frecuencia que quisiera, me siento tan orgulloso de ella. A su manera, tampoco le tocó una vida fácil. Pero ahí está, potente aún. Regañona y fervorosa. (Tía, gracias a usted tengo la costumbre de hablar con Dios todas las noches, gracias a usted tengo la educación que de otra forma jamás hubiera logrado tener, gracias a usted he aprendido a ser ejemplo para mis hermanos. Gracias mil por estar cuando más se le necesita). Hoy 10 de mayo, les rindo homenaje a estas 2 mujeres. 2 de mis madres. Mujeres admirables. Y como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!

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