Después de haber leído dos referencias sobre la novela
“Grandes Esperanzas” de Charles Dickens, me decidí a buscarla para ver si
efectivamente la historia era tan buena como decían. Ayer he terminado de leer
las 655 páginas del libro y creo que aquellos comentarios eran verídicos. Cada
uno de los personajes merece un ensayo aparte, sin embargo, hoy quiero
referirme a quien me pareció más impactante: Miss Havisham. Ella ilustra
claramente lo que es dejarse vencer por la adversidad. Es el personaje de una
mujer que ha vivido durante varios años encerrada en su casa, vistiendo todos los
días el mismo traje de novia, que lucía cuando recibió la nota de su prometido
de que ya no se casaría en el mismo momento en que se disponía a dirigirse a la
iglesia donde se celebraría la ceremonia, y quien crió a Estella (su hija adoptiva) con
un corazón de hielo para hacer sufrir a los hombres como ella sufrió. Es
evidente que la amargura y la tristeza hicieron de ella un ser triste, sin
esperanza y vil. Al final del libro, se da cuenta del tipo de persona que creó
en Estella y logra un momento de lucidez donde visualiza todos los años y
oportunidades que ha perdido al haberse encerrado a vivir la amargura que
sufrió. En la vida, muchos hemos vivido situaciones extremas en lo que a dolor
se refiere y hay quienes nunca logran recuperarse de ellas (como Miss Havisham)
y quienes usan esas situaciones para construir su futuro. Recuerdo que hace
unos años cuando murió la madre y la hermana de un queridísimo amigo mío (quien
a la sazón es muy dado a deprimirse), este pasó varios días bebiendo y me
llamaba a altas horas de la noche amenazando con quitarse la vida o simplemente
pidiendo compañía. Al día de hoy aquella pérdida le afecta mucho y ha
convertido su herida en una gangrena del alma. Me da mucha pena ver que se
consume y que la vida todavía puede darle mucho, pero no quiere dejar ir el
dolor. Y es que sufrir es una opción, no una imposición. Cuando suceden las
cosas malas en la vida y las grandes desavenencias es imposible sentir el dolor
e incluso es necesario llorar o desahogar ese sentimiento, sin embargo, el
duelo debería durar solo lo necesario, porque la vida está afuera esperando a
que sigamos. Las separaciones, la muerte y todas aquellas cosas de las que no
quisiéramos ser parte, precisamente son parte de la vida y por lo tanto
insoslayables, pero vivir amargados o construir de los escombros son las
alternativas que tenemos. Lo delicado de dejarse arrastrar por la amargura o de
dejar que “la llaga sangre” para siempre es que nos aleja de la gente y nos
hace estar solos, lo que a su vez trae depresión y se convierte en un círculo
vicioso que impide la propia felicidad. El dolor y las malas experiencias son
inevitables. El sufrimiento es opcional. Otro asunto delicado es que al
albergar la amargura nos llenamos de tanta energía negativa que terminamos
afectando a los otros. Independientemente de que sea consciente o no, hacemos “Estellas”
en otras personas. En tus manos está repetir la historia de Miss Havisham y
encerrarte en tus propias paredes a esperar que los años y la tristeza te
consuman, o bien tomar la decisión de hacer que las cenizas aviven el fuego de
tu existencia. Sin embargo la única persona que te puede ayudar sos vos mismo,
porque decidir el camino es solo tu potestad. ¿Qué preferís? ¿Una vida de
profunda amargura y desperdiciada? O ¿una vida donde hay dolor y sufrimiento
pero siempre oportunidades de crecer? Y como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!
Luego de leer los libros "Objetivo Felicidad" y "Pequeño Cerdo Capitalista" se me ocurrió que podría seguir el consejo de las autoras de esos libros (Gretchen Rubin y Sofía Macías, respectivamente) en relación a tomar la decisión de un proyecto personal, que también me gustaría compartir con vos y que pudiéramos crecer juntos para mejorar nuestras vidas. El objetivo de este blog es interactuar, y hacer de la plenitud: nuestro proyecto 2012.
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