Copyright


El contenido de este blog está protegido por los derechos de autor de
acuerdo a la legislación y costumbre internacional aplicable. Podrá utilizarse
el contenido siempre que se cite la fuente.


sábado, 28 de abril de 2012

Día 50: Los Valores: diversas perspectivas (Parte I)


En la última semana he tenido el privilegio de conocer a un nuevo amigo, Andrés, con quien hemos discutido algunos temas, y dentro de los que destaca el asunto de los valores. La más controversial de nuestras conversaciones ocurrió ayer. Luego de reunirnos con otros amigos, decidimos caminar juntos ya que nuestras casas quedan relativamente cerca. En un momento, Andrés me dijo que estaba convencido de que el axioma de que “el fin justifica los medios” era cierto y que como la vida no daba otras opciones a veces, era una verdad ineludible. En cuanto me dijo eso, me detuve por un instante y me le quedé viendo. Le pedí que me repitiera eso, y lo hizo. Yo me quedé estupefacto. Mucha gente dice (y lo hace con sobrada razón) que soy “muy cuadrado” o tajante en mi forma de pensar. Creo que lo que sucedió después de aquella afirmación de Andrés, ilustra esa manera con la que visualizo el tema de los valores. En primer lugar, no creo que sea cierto aquel axioma, ya que no es justificable, le decía a mi amigo, que si deseo tener el puesto de otro lo asesine. Si tomáramos al pie de la letra la importancia del fin sin importar los medios eso sería posible y hasta aplaudible, pero con ese ejemplo se ilustra que es peligroso creerlo y vivirlo. El me respondió que lo que sucedía era que en ciertos momentos sí se justifica y en otros no. Yo le rebatí diciendo que hay que definirse bien. Si va a ser una persona axiológicamente comprometida, que lo fuera, pero que si iba a ser cínico o mala persona que lo fuera de verdad y no a medias. Siempre he creído que en todos los aspectos de la vida, el “justo medio” es importante, excepto en lo que a valores se refiere. Para mí (y con esto voy a sonar demasiado conservador, aunque quienes de verdad me conocen saben que no lo soy) los valores no son relativos, sino absolutos. Son el resultado de una conciencia colectiva que nos permite distinguir lo que es aceptable y lo que no. Por ejemplo, la honradez, es un valor. No logro entender cómo alguien puede relativizar este valor. O se es honrado o no se es honrado. Es simple. Hace unas semanas otro amigo, Alex, me decía que él decía “mentiras piadosas” y que para él esas no eran “mentiras de verdad”. No estuve de acuerdo con él tampoco, porque si bien es cierto todos mentimos mas de alguna vez, una mentira es eso, una mentira y no deja de horadar la veracidad. Durante toda la caminata, charlamos con Andrés de varios aspectos y de visiones distintas de la vida. Yo respeto su forma de ver la vida, le dije, pero no la comparto. No obstante, al final de cuentas lo importante es que a pesar de no tener una misma cosmogonía podemos conversar, sin pelear. Al principio de esta entrada dije que “he tenido el privilegio” de conversar con él. Y es que conocer otros puntos de vista siempre enriquece. Hace años, seguramente yo habría peleado con Andrés para hacerle creer que mi punto de vista era el correcto. Hoy ya no lo hago, porque la vida me ha enseñado que la amistad exige el respeto y la tolerancia de la conciencia de los demás. Mi particular (y tajante) forma de ver la vida me ha servido, pero no necesariamente ha de funcionar para otros. Alguien me dijo que eso es contrariarme a mí mismo con relación a la relatividad. No lo creo. Ya que sigo creyendo que los valores no son negociables, sin embargo respeto que otros no lo creen así, aunque no esté de acuerdo. Considero que esa postura es más congruente con mi visión de los valores absolutos. Finalmente, no es con las palabras con las que puedo convencer de mi punto de vista a otros sino con mis acciones. Sigo firme en mi convicción, pero eso no me impide ver que hay diversidad de puntos de vista, y que esa diversidad, lejos de amenazarme, me enriquece porque me permite ver otras formas de ver la vida. No obstante eso, sigue siendo para mí una verdad lo que dijo Martín Lutero cuando defendió sus escritos ante la Dieta de Worms: “a menos que se demuestre que he caído en error, ya sea por la razón o por la fe; no puedo, ni debo retractarme, porque ningún hombre puede actuar en contra de su propia conciencia”. Y como dice mi amigo Freddy: auuuu!!!

1 comentario:

  1. Tolerancia. Es tan importante para vivir en armonía, para vivir felices, para vivir en un entorno agradable. Pero si insistes en ser intolerante, lo único que lograrás es que la gente te huya. Muchas veces una hace las cosas pensando que están bien, pero hay un montón de gente que son intolerantes y lo único que hacen es ver de que forma dejarte en mal.

    ResponderEliminar