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viernes, 6 de abril de 2012

Día 46: Viernes Santo

En 2007, unas amigas nicaragüenses vinieron a pasar la Semana Santa a Guatemala y aquel Viernes Santo me encargué de llevarlas al Centro Histórico para ver las procesiones. Una de ellas Françoise, estaba admiradísima por la forma en que la gente participaba y por la gran cantidad de jóvenes que había. Recuerdo que me preguntó ¿por qué es tan particular la Semana Santa para los guatemaltecos? Y ya no me acuerdo de qué le respondí. Hoy sin embargo, y sin querer pretender usurpar la calidad de antropólogo, creo que la respuesta a aquella pregunta es: porque los lazos familiares se afirman y las generaciones se van relevando por medio de esta conmemoración. Me atrevo a decir eso, porque la historia de mi hermano y mía en Viernes Santo, da fe de eso. Desde hace 25 años (mi hermano) y desde hace 30 (yo) en este día hacemos lo mismo. Fue mi abuelita la que inició con esta costumbre. Nos levantábamos temprano en la mañana y salíamos a ver la Procesión de La Merced, la más entrañable para ella. Siempre que pasaba el anda frente a nosotros, ella se cubría la cabeza con madrileña y comenzaba a rezar (esas expresiones de fe marcan a un niño y lo hicieron conmigo). Hoy en día, ya pasaron 18 años de que ella falleció y sigo yendo a ver el cortejo de La Merced. No sé por qué, pero cada vez que lo hago, imagino a mi abuela a la par mía, cubriendo su cabeza y rezando tan fervorosamente y siempre se me escapan las lágrimas (incluso ahora mismo que escribo no puedo evitar que se me salga el llanto). Luego de ver esa procesión, nos íbamos a la iglesia de la Recolección a esperar el acto de Crucifixión a las 11 de la mañana. Después de eso, nos quedábamos dentro de la iglesia, a esperar los oficios de la tarde. La multitud  iba llenando poco a poco el interior del templo. A las 2 y media de la tarde, me acuerdo que Fray Miguel A. Murcia (el entonces capellán de La Recolección) subía al púlpito y comenzaba el Sermón de las 7 palabras, con una elocuencia que nunca he visto en otro cura. A las 3 de la tarde, el rezo del credo y la ceremonia de descendimiento. Media hora después, la multitud dentro del templo se callaba, el humo del incienso comenzaba a llenar cada espacio de aquel recinto. De pronto se escuchaba un timbre (el del anda) y los timbales anunciaban que los cargadores del turno extraordinario levantaban de su dosel el anda del Santo Entierro de la Recolección. La marcha oficial “Sudor de Sangre” marcaba el paso de los cargadores y comenzaba el cortejo por el centro de la ciudad. Al salir la procesión de su iglesia. Mi abuelita nos invitaba a comer panes con gallina en una de las ventas que todavía hoy existe a las afueras del Templo y que ahora es atendido por las hijas de la señora que nos servía en aquellos años. Luego de comer (almuerzo  a las 4:30 de la tarde),  caminábamos al parque San Sebastián para esperar la procesión de Santo Domingo. Luego de ver esa procesión alrededor de las 7 de la noche, regresábamos a la 4 avenida para esperar la impresionante procesión de El Calvario. Luego, nos íbamos a la Avenida Elena, a esperar el Cortejo de la Recolección para verlo iluminado. Más o menos como a medianoche volvíamos a casa. Cada parte que he narrado, la hacemos con mi hermano cada Viernes Santo. Para ambos tiene un  hondo significado. Para nosotros es todavía un lazo que nos conecta con mi abuelita, con nuestra infancia, con esos tiempos tan maravillosos. Ahora mismo, mientras escribo esto, son las 7:45 de la mañana. Acabo de desayunar, y ya comenzaré a prepararme, porque a las 10 nos vamos a reunir con mi hermano para hacer lo mismo que haremos durante todos los Viernes Santos que Dios nos permita vivir: repetir aquello que hacíamos con mi abuelita y que ahora hacemos con nuestros sobrinos. Si Françoise me volviera a hacer aquella pregunta, le habría contado todo esto y quizá ella entendería por qué la Semana Santa es tan única y especial para nosotros los guatemaltecos.  Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!!

5 comentarios:

  1. Les dejo el vínculo para escuchar la marcha Sudor de Sangre que oigo todos los Viernes Santos a la salida del cortejo de La Recoleccion. http://youtu.be/jMzXeDFx0kw

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  2. Marlon, debo felicitarte por plasmar tantos sentimientos en esta pequeña reseña, sin duda la vida de cada uno de nosotros, esta marcada por momentos que quedan grabados en el corazón y eso va formando quienes somos, y se que este día es especial para vos, ahora supe porque razón, gracias por hacernos parte de ello, un abrazo y si Dios permite nos vemos por las filas

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  3. Gracias... Sudor de Sangre es una bellísima composición musical... es una obra de arte...

    También me trae recuerdos el relato, Marlon... no de mi abuela, porque ella ya estaba muy grande cuando yo era niño, pero de mi madre quien casi ajusta treinta años de estar en su propio sepulcro. Recuerdo que durante la Semanasanta ella fervorosamente revivía la pasión, muerte y resurrección de su señor Jesucristo.

    A mí me gustaba ir a ver las procesiones porque siempre me llamó la atención el arte de las imágenes, pero nunca cargué, me parecía algo superfluo y nunca hubiese querido sentir, en carnepropia, lo que se reflejaba en las caras de los cargadores y cargadoras.

    Aunque nací en un hogar católico y por tanto aprendí los rituales de aquella religión, también me permití cuestionarlos al punto de lograr apreciar el valor cultural de los rituales desprendiéndome del dogma religioso. Semanasanta significa, para mí, la oportunidad de recrear mis sentidos... ver a amigos/as cargando y recordar tantas cosas lindas vividas durante la infancia, entre ellas el dulce de garbanzo, los rosquetes, cambrayes, empanadas de sardina y salmón y tantas delicadezas que preparábamos en casa, así como el gusto disfrutarlas en familia.

    Gracias por las líneas y la oportunidad de compartir :D

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  4. Marlon, excelente relato te felicito, te confieso que leyendo tu experiencia le da mas significado el verte este viernes santo yo vestido de cucurucho y poder saludarte por el parque Morazán. Tenes razón en indicar que las personas trascienden de generación en generación a través de nuestras lindas tradiciones, para mi también es el compartir la devoción de mi abuelo y mi padre, que al día de hoy como lo pudiste comprobar lo he logrado transferir a mis hijos. Gracias por compartir tu sentir. Saludos y un Abrazo.

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  5. Me parece un acto de masoquismo de parte de la gente gay, que es la que más patrocina las procesiones, porque la iglesia católica nos odia. Muchá. Ya es tiempo que levanten la cara y dejen de admirar a los victimarios. Nunca he entendido porque mp entendien. Digo entienden porque yo no participo en eso.

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