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sábado, 21 de abril de 2012

Día 49: Tener una fe que sustente (parte III)

Una de las frases más famosas de Walt Disney es “Si lo puedes soñar, lo puedes lograr”. Esa afirmación es muy válida para el tema de mantener una fe que sustente. En las 2 entradas anteriores me referí a la fe como la creencia en un Ser Supremo tanto en los momentos difíciles como en los buenos. Ahora quiero hablar sobre otra fe que es necesario cultivar: la fe en vos mismo. A lo largo de mi vida he conocido muchas personas con gran potencial, excelentes oportunidades y poca fe en sí mismos. Los fracasos no necesariamente son circunstanciales. Generalmente nacen en el pensamiento de la persona fracasada. Justamente hoy acudí a un grupo en el que la plática se centraba en el poder de los buenos pensamientos y me hizo analizar que muchas de las semillas que se convierten en grandes y frondosos fracasos comienzan justamente dentro de los pensamientos de las propias personas. Recuerdo que hace más o menos 2 años un amigo estaba por comenzar el proyecto de iniciar su empresa. Tenía el conocimiento, los contactos y la experiencia necesarios para que las cosas salieran bien, sin embargo pasó casi 6 meses diciéndome “y si las cosas no salen bien?” y además “no creo que tenga la madurez necesaria para esto”. Me acuerdo que una tarde que me dijo esto último lo callé y le dije lo siguiente: “mano, si usted no tiene fe en usted mismo, sepa algo, y pare bien la oreja para poner atención: Yo tengo fe en usted. Y la fe que le falta la mantendré mientras usted la va haciendo crecer”. Ya pasaron 2 años de aquello y le va bien con su negocio. Hay ocasiones en los que los emprendedores no inician las grandes ideas solo porque tienen miedo y porque no tienen quien tenga la fe que a ellos les falta. Es como hacer un préstamo de fe. Uno inyecta esa fe en el emprendedor mientras este se da cuenta de que tiene lo necesario para salir adelante. Cuando por fin reconoce su propio potencial y capacidad, la fe de esa persona florece y ya no es necesario tener fe por él o ella. Es muy probable que en tu vida existan muchos proyectos y que tengas muchos dones o talentos y que no hayas hecho algo grande solo por miedo. Si ya has planificado, si has presupuestado, si tenés la experiencia, si tenés el talento y los medios para hacer algo que has soñado, simplemente tenés que hacerlo. Debés tener fe en vos mismo. Me acuerdo que cuando estaba aprendiendo a nadar, luego de la tercera clase, el instructor nos llevó a la parte más honda de la piscina y nos hizo subir al trampolín. Desde ahí, teníamos que saltar. Uno de los ayudantes del instructor se encargaba de “ayudar” a aquellos que necesitaban un “empujoncito”. Esa vez yo estaba aterrado pero no esperé a que me “ayudaran” a saltar. Cuando caí en el agua toqué fondo (eran como 2.5 metros de profundidad). Y comencé a flotar. Y por mis propios medios llegué a la orilla de la piscina. Luego fui de los que repitieron la operación otras veces. Hasta ese momento yo no sabía que podía salir del lado más hondo de la piscina, por mis medios. Mi mente estaba bloqueada por un miedo que solo existía en mi interior. No tenía fe en mí mismo. Lanzarme desde el trampolín fue un acto de fe y logré comprobar que tenía todo lo necesario para hacer algo que hoy es uno de mis pasatiempos predilectos: nadar. De esta cuenta es que estoy seguro que si has logrado visualizar algo (o soñar, como dijo Walt Disney), es porque sin duda alguna tenés los medios para hacer que eso se convierta en realidad. Y si no los tenés, podés hacer que las cosas sucedan. Tener fe en vos mismo es, por lo tanto, tener una fe que sustente. Y como dice mi amigo Freddy: aauuuuu!!!

1 comentario:

  1. A la puchis amigo, hoy me tomé el tiempo para leer estas tres partes y no cabe duda que tienes mucha razón. Le doy gracias a Dios de permitir conocerte y conocer esa parte de tu vida que la mayoría de veces dejamos de lado por platicar otras cosas. Un abrazo!!!!

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