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martes, 17 de julio de 2012

Día 63: Las fisuras que hacen peligrar tus relaciones...

La escritora española Nuria Barrios dijo “pocos sospechan, al percibir la primera fisura en una pieza de porcelana, que esa delgada línea basta para hacerla estallar”. Leer esa frase me pareció casi una revelación. Y es que cuando se tiene la responsabilidad de liderar personas, la verdad que encierra esa declaración se hace especialmente profunda. Los detalles muy pequeños, si son sometidos a grandes presiones, pueden desembocar en situaciones catastróficas. Esa situación también es aplicable a todos los ámbitos de las relaciones. Pero, no solo es el hecho de que una pequeña cosa puede convertirse con el pasar del tiempo y la presión ejercida, en una bomba de tiempo, sino que el hecho de que cuando la “fisura” aparece, cuál es el camino que se toma. Los síntomas siempre preceden a las grandes dolencias. De igual manera, en las relaciones, sean estas de pareja, amistad, familia, trabajo, etcétera, cuando comienzan a dar indicios de desgaste o muestran la “fisura”, dan chance a rescatarlas. Si se deja que el tiempo pase y las cosas no cambien de rumbo, generalmente las consecuencias son las rupturas. Ayer en la noche, platicaba con un amigo muy querido sobre la época en la que nos conocimos. Éramos muy jóvenes y hasta cierto punto demasiado kinestésicos. Eso hizo que después de cierto tiempo se manifestaran varias fisuras en nuestra relación hasta que rompimos todo contacto. No fue sino hasta años después, ya cuando habíamos crecido y madurado que volvimos a encontrarnos y a retomar nuestra amistad. En las relaciones de trabajo (sean estas verticales u horizontales) generalmente no se le pone cuidado a los pequeños detalles que van marcando la distancia entre los equipos de trabajo y sus componentes. Cuando el líder o el conjunto no toman acciones, las consecuencias son la falta de productividad y el clima laboral espantoso. En la crianza de los niños, cuando se comienzan a dar indicios de rebeldía o simples caprichos y no se toman cartas en el asunto, se permite que el carácter de ellos se vaya desgastando hasta que en la adolescencia o la mayoría de edad exploten en personas sin escrúpulos o profundamente infelices. Hacer una reflexión sobre la necesidad de poner importancia a las cosas pequeñas o los detalles, nunca está de más. Así como la porcelana que menciona Barrios, nuestra propia vida y las relaciones pueden verse destruidas si no ponemos atención a los desgastes o fisuras que aparecen. Algunas veces con sentido y otras sin que exista aparente razón de ser. En este último punto he subrayado el hecho de que es “aparente” porque toda situación siempre es la consecuencia de algo, sea esto una mala acción o un mal entendido. Cuando los síntomas resquebrajan las relaciones, si los que toman parte en ella, están interesados en salvarla, deben como primer punto colocar un compás de espera y hablar, abiertamente, sobre lo que sucede. Eso implica un compromiso de ambos para decir la verdad, sobre cómo se sienten, sobre cómo entienden las situaciones que se están dando, etc. El sábado pasado hablábamos con los miembros del grupo al que asisto, que es tan necesario ser veraces y creíbles, y que eso solo se logra cuando nuestras acciones son congruentes con lo que decimos. A qué quiero llegar: si algo me molesta debería buscar las palabras y la forma adecuado de hacerlo saber a quien me causa la molestia, teniendo cuidado de no reclamar ni causar problemas, sino solo abrir la comunicación. Una de las fisuras más grandes en las relaciones son justamente los malos entendidos. Muchos matrimonios, relaciones de pareja, amistades, y otras se han perdido, porque los involucrados pensaban cosas distintas sobre un mismo hecho y nunca les importó lo suficiente su relación como para tomarse el tiempo de hablar y aclarar. Y es que en la mayoría de los casos, el orgullo y el ego hacen estragos. Cuando tu ego y tu orgullo están muy por encima de tu relación, es posible que las fisuras están comenzando a resquebrajar tu relación, sea de la naturaleza que sea. En resumen, si estás en una relación y comenzás a ver síntomas de resquebrajamiento, tomá la iniciativa y actuá. Si a tu contraparte le interesa tanto la relación como a vos, seguro se abrirá y podrán mediante un diálogo honesto y claro, resolver los inconvenientes. Pero si la otra persona no quiere resolver nada y se encierra en sí misma, al menos te habrás dado cuenta de que solo a vos te importa la relación, y eso da muestra de la prioridad que deben otorgarle. De cualquier manera, ponele mucho cuidado a las fisuras para que tu vida no se resquebraje. Las relaciones, son al final de cuentas, una fuente importante de felicidad. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!!!

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