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sábado, 30 de junio de 2012

Día 60: Demostrar afecto

Hace exactamente un año estaba amaneciendo por primera vez en el apartamento donde actualmente vivo. Había pasado toda la noche pintándolo de colores que, desde mi desconocimiento, eran de tendencia minimalista. Usé blanco arena, café chocolate, verde musgo y verde limón para algunas columnas. La evidencia de que no soy pintor profesional se nota en los bordes de las paredes. Pero aún así, con desvelo y todo, recuerdo que estaba desconcertado y casi ido, por estar tan de pronto y tan abruptamente, solo. Mi propio espacio, si. Decorado como yo quería, sí. Suficiente para mí, sí. Pero completamente solo. Conforme fueron pasando los días, y las semanas me fui acostumbrando. Vi muchas películas que no veía hacía tiempo y retomé las lecturas. En diciembre comencé este blog. Y aquí estoy, 12 meses después. Contento. Haber tomado aquella decisión de marcharme y de iniciar esta etapa de mi vida fue lo mejor. Ahora he valorado lo importante de la compañía de mi familia cuando voy los domingos a visitarlos, o lo fabuloso que me lo paso con mis amigos los sábados. He aprendido que cada momento con ellos es fenomenal. Sin embargo, he aprendido también que debo hacerles saber cuánto los quiero y lo importantes que son para mí. Ya he dicho en varias ocasiones que no soy tan expresivo como quizá debería ser. A pesar de eso, he decidido demostrarles afecto a quienes quiero con acciones. Una persona que es muy importante para mí es mi sobrina. Y ella es completamente kinestésica. Todas las veces que nos vemos o hablamos por teléfono me dice “te quiero mucho”, y esas tres simples palabras suenan como una sinfonía para mí. Me encanta que lo diga. He aprendido a abrazarla más, a sonreírle más, a comernos un helado juntos y a bromear mucho. A ella le gusta mi compañía y he facilitado que tengamos más tiempo de tío y sobrina. Es mi forma de demostrale afecto y ella responde muy bien. A mi madre le gustan las demostraciones de cariño y ahora la abrazo más. También le gusta que alabemos sus comidas (es una excelente madre pero muy mala en la cocina) aún así hace su mejor esfuerzo y siempre condimenta con amor las comidas. No he dejado pasar las ocasiones para felicitarla cuando las comidas le salen con buena sazón.  He visto que el tiempo que le dedico y los abrazos que le doy le gustan y ha sido mi forma de demostrarle afecto. Con mis hermanos he compartido más y ese tiempo lo han valorado. Con mis amigos he aprendido a acompañarlos a paseos que a veces no me parecen muy buenos y luego ya en ellos me he divertido. El recibir llamadas, posteos en mi muro de Facebook y sus simples abrazos me dan fe de que se sientes queridos por mí. No soy una persona que con facilidad dice “te quiero” o “te amo”, pero he aprendido a demostrar afecto con acciones que les agradan a otros. Y he descubierto, con absoluta sorpresa, que me hace feliz.  Hay muchas personas como yo que a veces tenemos la imagen de ser muy cerrados o serios. Sin embargo tenemos sentimientos y tenemos personas que son importantes para nosotros. En esta vida, es una buena decisión hacerles saber a esos “otros” cuán valiosos son para nuestra existencia. Porque de un momento a otro, podríamos ya no estar, ellos o nosotros. Un abrazo, una palabra de aliento, el tiempo dedicado, una sonrisa, platicar, jugar, son acciones que son tan valiosas y por eso no tienen precio. Y son formas de decirles a los nuestros que los queremos. El papá o la mamá puede que tengan muchas posibilidades y les den los mejores juguetes a sus hijos, sin embargo lo más valioso y lo que seguramente más recordarán sus hijos serán los momentos en los que sus progenitores les dedicaron tiempo, porque las cosas no dicen “te amo”, el tiempo de calidad, sí. ¿Por qué es necesario demostrar afecto? Porque está dentro de nosotros, porque lo sentimos por otros, y porque probablemente nuestros nombres nunca sean mencionados en los libros de historia, pero en las vivencias y las conversaciones de quienes nos recuerden cuando ya no estemos, seremos un punto de referencia. Y seguramente, provocaremos una sonrisa. Demostrar afecto con acciones es, la mejor forma de decir “te quiero”. Y como dice mi amigo Freddy: auuuuu!!

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